One-shot.

646 84 169
                                    

Tamborileó con los dedos la mesa con expresión distraída, a la espera de que tocase el timbre. Deseaba con toda su alma poder irse ya de clase, y reencontrarse con su mejor amigo, Connie, para volver a casa juntos como hacían siempre.

Desde que eran niños, de hecho. Aún recordaba el aroma a verano del ambiente, el cielo despejado y las primeras palabras que le dijo Connie al conocerse. Un simple "¿Quieres jugar?" en el parque es una base simple y fuerte para una amistad eterna, era una de las leyes no escritas del universo, algo tan obvio como que el cielo es azul y el césped es verde.

Vivían muy cerca, así que jugaron juntos durante todo el verano. Eran mejores amigos, y al empezar las clases, lo seguían siendo. Iban y volvían juntos a clase, comían en la misma mesa, pasaban los recreos la una con el otro... A veces les molestaban con que eran novios, pero ambos lo negaban con un pequeño berrinche. Eran aún pequeños para ello, pero crecieron.

De adolescentes, seguían estando la mayor parte del tiempo juntos. Se contaban, prácticamente todo. Sasha le ayudaba cuando una chica le gustaba, y él cuando le gustaba alguien a ella. Estudiaban juntos, y seguían yendo y viniendo juntos del instituto a casa y de casa al instituto, aunque quedase un poco más lejos que el colegio.

Sasha casi tiró la silla al levantarse, tras oír el bendito, maravilloso y tan esperado timbre que marcaba el final de la tediosa jornada de clases. Recogió sus cosas a velocidad sobrehumana, metiendo papeles y bolígrafos de cualquier manera en su mochila y se la colgó al hombro tras cerrarla.

Corrió por los pasillos y bajó de dos en dos las escaleras, hasta salir de la cárcel. Digo, del instituto. Bueno, cárceltuto, instircel, carinsti, el lugar ese donde te encierran a estudiar hasta morirte.

Eso.

Tras aquella carrera improvisada, se sentó en las escaleras a tomar aire y a esperar a Connie tras ver que ella había salido primero. Aunque era lógico, se había dado demasiada prisa.

Poco a poco, empezaban a salir los demás estudiantes. De todos los cursos, edades y alturas. «Todo sería más fácil si Connie viniera a mi clase» pensó.

Se apartó de las escaleras cuando la masa de gente aumentó, temerosa de que un pie pisase algo que no fueran los peldaños de la escalera.

De pies, a unos metros de los prisioneros recién liberados, estiraba el cuello buscando el característico corte de pelo de Connie entre el mar de estudiantes, sin embargo, la cabeza rapada no aparecía por ningún lado. «Es tan bajo que seguro que los niños de primer año lo tapan» pensó divertida, pese a que Connie no era tan bajo, ella siempre le había ganado en altura.

—¿Tu novio no aparece? —preguntó alguien a su lado, con tono burlón.

Sasha se giró molesta y vio a Jean a unos metros suyos, también esperando a alguien.

—¿El tuyo tampoco? —Sonrió maliciosa—. Qué pena que tu jinete con pecas aún no haya salido... Una verdadera pena.

Era un hecho que Jean y Marco salían juntos. Nadie se molestaba con ello, o al menos, la mayoría no lo hacía. Muchos ya lo veían venir —y con muchos, me refiero a Hanji—, ya que Jean solo hacía caso a una sola persona, Marco. Bastaba una mirada de él, para que Jean dejase de molestar a alguien. Aunque, de todas formas, Jean era simpático... en el fondo... y si Marco estaba al lado. Aquel chico sonriente con el rostro cubierto de pecas había conquistado a Jean, había sacado su lado romántico aunque a él le molestaba que se lo recordasen.

—¡Sasha! —llamó una voz que conocía perfectamente.

Una sincera sonrisa iluminó el rostro de Sasha mientras Connie apartaba a los demás alumnos, acercándose a ella.

back home // springles; snkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora