Sarita se levantó temprano esa mañana. Con sus cinco añitos y su camisón rosa bajó descalza las escaleras en silencio, papá y mamá estaban durmiendo.
Ya en la cocina se sentó a la mesa con una hoja en blanco, un lápiz, una goma de borrar y sus crayones. Estudió la hoja por unos segundos con mirada profesional y decidió que la usaría apaisada.
A la izquierda comenzó con un circulo, luego los ojos, una nariz y una boca en "U". Se detuvo unos segundos satisfecha y prosiguió. Un cuello un cuerpo, brazos y manos piernas y pies. La punta de la lengua de Sarita asomó por la comisura de los labios, estaba muy concentrada en su obra, sus trazos eran firmes y decididos. Sonrió. Dibujó una margarita en la mano derecha. Luego un horizonte y sobre el mismo una casita con puertas y ventanas con cortinitas. Chimenea con humo, flores en el camino y un sol en el cielo.
Arriba, en el cuarto de sus padres, se escucho la voz airada de su mamá que gritaba, y su papá que gritaba aún más fuerte, de pronto un portazo.
Sarita tomó la goma de borrar y corrigió la boca... esa "U" estaba muy exagerada. Probó una línea horizontal, aprobó asintiendo con la cabeza, también al cielo le faltaban unas nubes...
El papá bajo las escaleras y se dirigió a la cocina, vio a Sarita dibujando y le dio un beso apresurado. Sarita ignorándolo continuó dibujando concentrada. El papá tomo un vaso de leche, y salió dando un portazo. Unos segundos después arrancó el auto. Desde la cocina apenas se escuchaba a la mamá llorar en el cuarto.
Sarita continuó dibujando nubes. De pronto una nube tapó el sol. Los trazos eran cada vez más temblorosos. Observó la boca y volvió a borrarla, esta vez descuidadamente, la cara quedo sucia y la "U" invertida.
La mamá, bajo las escaleras en camisón con los ojos enrojecidos, besó a Sarita en la cabeza y se fue a la despensa. Tomo una botella de licor y se sirvió un gran trago. Sarita concentrada seguía dibujando.
La niña tomó los crayones y comenzó a pintar. El cielo quedó oscuro, no había mas sol, una raya negra involuntariamente cruzó la casa, Sarita se detuvo como sorprendida por unos instantes, pero luego comenzó a tacharla hasta que no quedo nada de la casa. Con azul pintó unas lágrimas bajo los ojos de la cara del dibujo.
La mamá tomó el teléfono con el vaso en la mano, se alejó lo más posible de Sarita observándola... estaba entretenida. Discó el numero y esperó, unos segundos después hablo en voz baja.
- ¿Jorge, te desperté?- Un breve silencio - Si mi amor, no, no puedo continuar así - Un silencio prolongado - Hoy mismo si es posible - Otro largo silencio, la madre suspira, en el otro rincón de la cocina Sarita sigue enfrascada en su dibujo - Ok, nos vemos en quince minutos.- La madre cuelga el teléfono y sube a su cuarto.
Sarita sigue concentrada, nuevamente sus trazos son firmes y determinados, unos dientes afilados aparecen en la triste boca, la flor en la mano ha sido borrada y reemplazada por un cuchillo negro. Gotas rojas caen del mismo hasta el suelo.
La mamá baja vestida y perfumada. Se dirige a Sarita y le dice.
- Salgo unos minutos, pórtate bien.
- Si mamá - Contesta la niña sin levantar la vista, mientras mira su pintura por unos minutos. Finalmente, conforme con su obra, escribe con satisfacción su nombre, en el rincón inferior derecho de la hoja.