No quería estar aquí.
Desearía poder estar en cualquier otro lugar, en cualquiera, antes que seguir manteniendo esta conversación con padre y madre... bueno, si esto podía considerarse una conversación, puesto que no me habían permitido abrir la boca desde que llegamos.
-Christine, querida, sabes que es lo mejor para ti –continuó madre mientras se atusaba el cabello ligeramente-. No podemos permitir que lances por la borda todo tu potencial en un oficio tan... tan... -miró a su alrededor como si buscara la palabra adecuada, pero lo cierto es que estaba observando a la clientela que había a su alrededor, como hacía siempre.
Madre siempre tenía que observar y analizar en detalle a todos los que compartían su mismo oxígeno; necesitaba asegurarse de que eran dignos de él, por supuesto.
La terraza del establecimiento estaba a rebosar a estas horas, especialmente porque las jóvenes se reunían en pequeños grupos para charlar, aprovechando que el sol aún brillaba, sobre cosas que, a ellas, les parecían trascendentales: si sus vecinas habían llegado, sospechosamente, a una hora inadecuada a casa; si cierto caballero había empezado a cortejar a cierta dama; si el servicio de su casa era deficiente por tales y cuales razones...
- ¿Poco reconocido? –sugirió padre unos segundos después, al tiempo que enarcaba una ceja. No obstante, aunque era consciente de que su intención era evitar que madre emplease otra palabra menos respetuosa, no podía olvidarme de que él, al igual que ella, tampoco aprobaba mi elección.
Ella le sonrió en agradecimiento y volvió a fijar su mirada en mí.
-Exacto. Una señorita de tu clase, con tu talento, tan encantadora –A partir del tercer adjetivo dejé de escuchar. En parte porque no quería hacerlo y en parte porque el dichoso corsé estaba dejándome sin respiración por momentos. Tampoco era de ayuda que el sol me estuviese dando directamente en el rostro, ya que sólo conseguía aumentar la sensación de asfixia.
¿Por qué habíamos tenido que sentarnos en la terraza? ¿Por qué no dentro? Porque dentro sólo se sentaban los pordioseros, los de clase baja y los empleados, diría madre negando con la cabeza, horrorizada por la simple idea de considerar el estar en presencia de ellos. Puras estupideces. Las estupideces en las que más del 95% de nuestros contemporáneos creía fervientemente.
Me quité uno de mis guantes de seda y lo coloqué en mi regazo, sobre la falda de mi vestido. Disimuladamente, intenté ponerme en una posición más cómoda, más erguida, para así poder respirar mejor, pero apenas era perceptible el cambio.
Tras tomar una larga bocanada de aire miré a madre, la cual seguía recitando su discurso interminable sobre lo que era o no bueno para mí.
-Madre –dije de golpe. Cuando por fin capté su atención seguí:-, quiero ser escritora y no hay nada que puedas decir que me haga cambiar de parecer. Es lo que quiero, ¿acaso no puedes aceptarlo? –Miré a padre un segundo y vi la tristeza en sus ojos-. ¿No podéis aceptarlo?
Creían que no era consciente de lo disparatado de mi deseo, pero sabía a lo que me enfrentaba. Hacía ya mucho tiempo que me había dado cuenta de lo difícil que sería conseguir mi propósito y no sucumbir, durante el proceso, frente a las miradas recelosas y llenas de desprecio de aquellos que estaban a mi alrededor. ¿Escritora? No había nada en que esa profesión que se asemejase al papel de mujer del hogar, madre o costurera que ya me habían asignado desde que nací. Sin embargo, estaba convencida de que podía soportarlo. ¿Cómo no hacerlo si ya me había acostumbrado a ver esas miradas, día tras día, en los ojos de mi familia, especialmente en los ojos de mi propia madre?
Ella me observó con el ceño fruncido, esbozando esa expresión que siempre utilizaba cuando se sentía decepcionada sobremanera. Al principio, ver esa expresión dirigida hacia mí me hacía arrepentirme por desear algo diferente a lo que ella quería pero, con el tiempo, el dolor que eso me causaba iba mitigando hasta convertirse en una mera molestia con la que me vi obligada a convivir.
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Christine's life
Historical FictionEsta breve escena es un one-shot que escribí para un concurso, lo que quiere decir que, al menos de momento, no tengo intención de extender la historia (ya son varias personas las que me lo han pedido). Aun así, os doy mil y una veces las gracias po...