Milenios han pasado desde que Dios creó a los dos primeros mensajeros, primero fue Alyssa y más tarde Nebiros. La primera destacaba por tener mejores logros ante los humanos, Dios siempre la premiaba y reconocía ante todos los demás mensajeros. Nebiros sin embargo siempre fue el segundo, quedando en la sombra de la dulce e inocente Alyssa. Con los siglos, en Nebiros se manifestó una obscuridad que en sus ojos se podía ver. Poco tardó en traicionar su naturaleza. Como cada día los mensajeros eran enviados a la Tierra para limpiar las almas de los humanos, Nebiros harto de que Alyssa siempre brillase más que ella destrozó el alma del humano al que la primera debía cuidar y encaminar. El humano mató a otro ser.
A los pocos segundos todos los ángeles regresaron al firmamento. Arrastraron a Nebiros ante Dios y lo acusaron del pecado mortal que había hecho. Dios, en vez de terminar con su vida, ante las súplicas de la primera, el segundo fue enviado bajo tierra, en el mismísimo infierno. Una maldición lo encerraba en la oscuridad y ningún humano volvería a ser atormentado. Pero aquello fue simplemente la punta del iceberg. Con los años más ángeles empezaron a caer, siendo enviados al infierno. Allí se reproducían y poco después lograron dar con la forma de salir a la Tierra. Miles de almas se corrompieron y cuando eso ocurría los caídos obtenían nuevos poderes, más fuerza y más oscuridad. Los ángeles, bajo las órdenes de su creador empezaron a luchar contra dichos seres, terminando con sus vidas y salvando a los humanos.
Y allí se creó la eterna lucha entre el bien y el mal, entre el cielo y el inframundo. Nebiros lideraba su ejército de rebeldes corruptos, egoístas y sanguinarios que se traicionarían a sí mismo por ver sufrir a un simple humano y se suicidarían solo por la vida de un ángel. Alyssa lideraba al ejército del firmamento, los convirtió en guerreros bondadosos con los humanos pero despiadados con aquellos que se atreviesen a romper la paz en la Tierra. Dios se desentendió de la eterna guerra, confió en la Primera y se limitó a observar.
Milenios después una nueva especie apareció en la Tierra, muchos acusan a Dios de crear tal especie, capaz de hacer magia con la mente, otros acusan a Nebiros de ser el creador de ello. Nunca se supo la creación de estos hechiceros pero estos se mantenían ajenos a la vida humana, vivían en pequeños poblados. Hubo un mago, conocido como El Gran Sabio, decían que era el primer mago de la era y que su poder superaba con creces a todo el poblado. Él tenía todas las respuestas a sus preguntas.
Tras la Guerra del antiguo Egipto entre Nebiros y Alyssa, esta última decidió poner fin a su hermano. Contactó con el Gran Sabio y encerró a su hermano en el inframundo, en una mazmorra, bajo un hechizo inquebrantable que solo el mismísimo Gran Sabio podría romper. La eterna guerra continuaba en la Tierra, pero el número de muertes disminuyó y aquello se convirtió en rutina para los ángeles. Nebiros continuaba reinando desde la mazmorra, pero no por mucho tiempo. El caído tenía sed de venganza, ansia de poder y destrucción, deseaba reinar la Tierra, inframundo y firmamento, deseaba ser el nuevo Dios.
Y así fue. Nebiros se presentó en el firmamento y con la ayuda de un hechicero, encerró a Alyssa y todos los ángeles en éste, impidiendo que ningún ángel entrase o saliese. Poco más de un siglo habían pasado desde tal acontecimiento. La Tierra no había vuelto a ser la misma. Los humanos habían enloquecido y los ángeles no eran suficientes para luchar contra los demonios que cada vez eran más. Eran más humanos los que escogían el mal y la destrucción y el caos se había apoderado de sus vidas. Terroristas, pirómanos, asesinos en serie, alcohólicos, drogadictos. Nada cambiaba hasta que un día, un pirómano arrasó con un poblado de hechiceros y éstos decidieron involucrarse para parar el caos. Los brujos dejaron caer un hechizo sobre diferentes ciudades fantasmas de diversos países de todo el mundo. Todos los humanos que fuesen afectados por dicho hechizo obtendrían unos poderes especiales, más rapidez, fuerza y la protección de sus creadores. La finalidad de esta nueva especie era defender la tierra y a los ángeles y humanos. Debían cazar a los demonios, terminar con sus vidas y traer el equilibro a la tierra y con ello la continua guerra eterna. Estas ciudades eran supervisadas por los hechiceros y protegidas bajo diversos hechizos, ningún demonio podía manipular sus almas y los ángeles tampoco. Eran seres independientes, capaces de tomar sus propias decisiones, capaces de equilibrar su bien y mal.
Tres cientos años desde la liberación de Nebiros y el encierro de Alyssa. Tres cientos años han pasado desde que los hechiceros dejaron caer ese hechizo. Tres cientos años desde que el equilibrio reina en el Tierra. Una nueva generación, un nuevo propósito, un nuevo despertar.