10. Ahora somos cinco

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– ¿¡Qué!? – fue la primera palabra que salió de sus labios. Su sonrisa había desaparecido en cuestión de segundos – ¿Cómo que tres? – se puso pálido de repente
– ¡Exacto, tres bebés! – dijo sin borrar su enorme sonrisa y ajustando su cabello en una coleta alta 
– P-pero… habías dicho que sólo eran dos… ¿Qué pasó? – intervino un Mikey extrañamente alterado. Entre Ray y Bob ayudaron a Brian a tomar asiento, temiendo que en cualquier momento su manager sufriera un paro cardiaco.
– En todas las ecografías aparecen dos bebés pero al momento de la cesárea detectamos uno más… probablemente sus hermanos lo ocultaban de nuestra vista – busco las palabras exactas para que todos la entendieran – Básicamente los gemelos fueron fecundados primero y proceden del mismo ovulo mientras el bebé sorpresa procede de otro completamente diferente… por eso será distinto a sus hermanos – terminó su explicación para luego abrazar al emocionado tío – ¡Felicidades chicos! Pero ahora deben ir a casa, podrán ver a los pequeñitos mañana a primera hora.
– ¿Todos están bien? – preguntó Ray, siendo el único en sus cinco sentidos… aún. 
– Gerard se encuentra algo débil aunque no hay de qué preocuparse… ¡hizo un estupendo trabajo! – su sonrisa se desvaneció un poco – Los pequeños están algo delicados, tendrán que permanecer en la incubadora por varios días
– ¿Pero van a estar bien? – interrumpió Mikey con preocupación marcada en cada línea de su rostro. Discretamente el rubio tomó su mano al tiempo que Sara le sonreía con complicidad
– Por supuesto, son pequeñitos fuertes como sus padres
– Eran un niño y una niña… ¿Qué fue el tercero? – quiso saber el del afro. Sara sonrió grande antes de dar la noticia. 
– Es otra pequeñita – de inmediato varios gritos llenos de felicidad se dejaron escuchar en cada rincón de la sala, teniendo que ser silenciados por enfermeras molestas con los escandalosos muchachos que no dejaban de gritar y reír con fuerza.

Sara simplemente negó con la cabeza para luego seguir su camino




~*~




Sus ojos se encontraban perdidos en las tiernas y rojitas mejillas de su hijo quien, dormidito entre sus brazos, succionaba su pulgar derecho como si no hubiera un mañana. El sonido que hacían los monitores lo arrulla mientras sus ojos pesaban más con cada segundo que transcurría.

Estaba por quedarse dormido cuando un gentil agarre sobre su mano derecha le hizo concentrarse en un par de ojos avellanas que lo observaban con adoración.
– Gracias – susurró bajito para luego acercarse a besar lentamente los labios de su esposo – Gracias por darme esta grande y hermosa familia – con sus ojos señalo las dos incubadoras junto a la cama para luego besar la mejilla del pequeño pelinegro
– Frankie… – susurró conmovido. ¡Malditas hormonas post-parto! 
– Gracias Gee, eres el mejor – dijo antes de volver a besar sus labios con suma suavidad, permitiéndose respirar con verdadera calma y felicidad luego de días. Al fin volvía a tenerlo todo.




~*~




– Sigo viéndome gordo – dijo el pelinegro desde el baño de la pequeña habitación. Frank simplemente rodo los ojos para luego seguir jugando con Miles – ¿Me ves gordo, Frankie?
– Para nada mi amor – dijo Frank de inmediato, levantándose junto con Miles para ir donde Gerard a besar su mejilla. 
– Pero estoy gordo – replicó con un puchero en sus labios
– Pero valió la pena, ¿no? – ambos voltearon a las incubadoras donde sus pequeñitos habían permanecido todos aquellos días. Gerard sonrió con algo de melancolía, aún no había podido tener en sus brazos a sus amores
– ¡Buen día afortunados papis! – entró Sara con una enorme sonrisa – ¿Cómo amaneciste Gee?
– Gordo – dijo dramáticamente, recostándose entre las mantas para que Sara lo revisara.

La herida sanaba como era debido y la debilidad en el cuerpo del pelinegro había desaparecido por completo con el paso de los días en el hospital. Regularmente ya habría sido dado de alta, pero sus pequeñitos seguían requiriendo vigilancia de monitores y gente especializada las veinticuatro horas del día, así que sólo le quedaba esperar.
– Podrías irte hoy mismo – dictaminó mientras seguía llenando el control
– Pero mis niños…
– Estarán en buenas manos, Miles debe estar aburrido acá
– Lo dudo – intervino Frank con el pequeño entre sus brazos pegadito al pastico que protegía a sus hermanos.
– No quiero dejarlos… me necesitan – Sara asintió a las palabras del pelinegro
– De acuerdo, pero debes moverte más… sigues algo llenito 

¡Oops! I Did It AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora