Regreso (objetivo la tierra #1)

5-Por los pelos

Diario de Lez, hoy es... no sé qué día es hoy, y de todas formas en el monitor de ahí se ve, de todas formas nunca digo la fecha de cada diario que hago.
  Ayer logramos escapar de Xin-1, por suerte, sin ninguna baja ni heridos. Anoche... anoche lo celebramos a lo grande, tengo una resaca, todos estamos pedo, todos menos D.I.O, ya que sería incapaz de emborracharse. Ten-go un sueño que no puedo con él. No sé si cuando lleguemos a la base en la nave de colonización estaremos... b-bien. Tampoco sé si seremos capaces de cabrear-nos seriamente con Anderson, ese cabrón, seguro... que sabía lo de las torres.
Hoy tampoco tuve esos sueños, eso se agradece, supongo, de todas formas no he dormido mucho. Menuda resaca de anoche. Una celebración por todo lo alto para el más pequeño pero a la vez el más grande de nuestro equipo, Ma-Ko, nos ha sacado de Xin-1 sanos y salvos. Y... no sé que más decir. Solo que soy el único que está despierto tras lo de anoche y... y que... me estoy comiendo algo parecido a unos... cereales, están asquerosos, pero bueno, el desayuno es la comida más importante. D.I.O... está en la cabina y creo que no sabe que estoy despierto. {Sí que lo sé, Lez} Bueno, sí que lo sabe. No hay más que decir, buenos... días.

  —D.I.O, dime que tienes algo para el dolor de cabeza.
  —Lo siento, Lez, en la nave no hay nada.—me contestó D.I.O.—Puedes descansar si lo prefieres, la de ayer fue una noche larga. De todas formas no estuvo bien lo de beber demasiado.
  —Ya, lo que tú digas, no tienes por qué restregármelo.
  —Sí, sí que tengo por qué, seguramente cuando lleguemos a la base en la nave de colonización nos llevaremos una buena bronca por parte de Anderson, quien obviamente sabe lo sucedido.
  —Oh, mier... ¿Cuánto tiempo falta para llegar allí?
  —No te preocupes, para la llegada estarás más que sobrio.
  —Concreta.
  —Dos días, hab..
  —¿Qué?—interrumpí antes de que continuase su explicación.—¿Cómo que dos días? ¿No se supone que llevaba cuatro y que podríamos ahorrarnos un día? SOLO UN DÍA
  —El caso es que... habéis estado dormidos más que unas simples horas, concretamente veinte horas, si contamos eso con el tiempo ahorrado por el puente... Dos días.
  —¿D.I.O? ¿Hablas en serio? ¿Por qué me has dicho "la noche de ayer"? ¿Quién nos durmió?
  —Anderson me ordenó a que os introdujese en un sueño más profundo del que y teníais.
  —Aha. Entonces Anderson lo sabe todo, todo, todo. Pero todo, todo, todo de todo de todo.
  —Lo sien...
  —¡MIERDA!—volví a interrumpir, esta vez tan alto que Emma y Selek despertaron, a saber por qué Ma y Thomas no.
  —¿Qué sucede?—intervino Emma.
—Anderson sabe completamente todo.
—Oh, mierda.—dijo Emma con un hilo de voz mientras miraba su brazo, en él se encontraba la pantalla de comunicación, la pantalla que todos teníamos insertados.
—Joder, no cortamos la comunicación.
—No pasa nada, se lo explicaremos a Anderson.—Selek.
—¿Y qué le decimos?—se oyó una voz detrás, una voz similar a la de un niño rata jugando minecraft, una voz ronca pero chillona, la voz de Ma-Ko.
—Ya me encargué yo.—dijo D.I.O.
—¿Y qué dijiste?—otra vez Emma.
—Señalé al culpable,—explicó mientras me miraba a mí haciendo referencia al momento en el que pregunte "¿Quién quiere unas cervercitas?". Mi cara era de culpabilidad, pero cambió justo cuando continuó D.I.O.—yo.

Los ojos del equipo, todas fijados en mí, se abrieron mostrando sorpresa. D.I.O se había molestado en comerse el marrón por mí. Sin duda en el equipo había cariño, sí, cariño, lo que en un principio dudaba y que cada vez era más grande entre nosotros. Desde los pequeños cabreo entre Ma-Ko y Thomas, que pasaron rápido, hasta llegar a sacrificarse por el equipo. Le debía mucho a D.I.O.
D.I.O se fue de ahí. Selek aun estaba en su cápsula, bueno, eso creíamos. Nos dirigimos allí pero no estaba. A todos nos resultó extraño. Entonces nuestras pantallas se encendieron. En ellas apareció Selek y se le oía hablar.

—Caballeros, deberíais ver esto, os gustaría.
—¿Dónde coño estás?—pregunté.
—Mira fuera de la nave.
—¿Pero qué...?