Ambos pensaban que la situación sería más incómoda pero resulta que es todo lo contrario, la pareja habla, ríe y cena ese exquisito manjar que el restaurante les ofrece.
- La verdad es que me ha sorprendido que me llamases, ¿no tenías que entregar un capítulo urgentemente?- pregunta Kate mientras corta su trozo de filete con salsa de champiñones.
- Lo he terminado antes de planear esta cita, si mi agente se entera de que estoy disfrutando de tu compañía sin haber entregado el capítulo...me mata seguro.
- Veo que la responsabilidad forma parte de tu personalidad, eso añade otro punto a tu favor.- Rick alza una ceja mostrando así su confusión.- ¿me está puntuando Capitana Beckett?
- Posiblemente, ¿te molesta que lo haga?- sus miradas se cruzan, el deseo y la lujuria se instalan en sus cuerpos.- sólo si me dices cuántos puntos tengo ahora mismo, ¿voy ganando?
- Irías ganando si estuviese compitiendo contra otro hombre, cosa que no va a ocurrir nunca, te lo aseguro.
- Pues me alivia saber eso, aun así, no sé si me siento cómodo sabiendo que cada acto que realice a partir de ahora va a llevar un punto añadido.- Beckett le coge la mano y la acaricia suavemente.- no te preocupes, los ganaste todos cuando decidiste dar tu vida para proteger a Luca.
- Bueno es saberlo, ¿yo puedo puntuarte?
- De eso nada guapo.- él finge enfadarse cual niño pequeño cruzando los brazos y arrugando la frente. Tras terminar la cena la pareja decide dar un paseo por el parque, la noche es estupenda para caminar bajo los enormes rascacielos.
Kate agarra el brazo de Rick y apoya la cabeza en su hombro al mismo tiempo que observan como otras personas han tenido la misma idea, no es muy tarde y todavía pueden pasear sin temer por su vida.
- Dime Rick, ¿hay otro motivo para que me hayas invitado esta noche?
- ¿Otro motivo? ¿Cómo cuál?- tanto él como ella conocen la respuesta y por eso no se atreven a decir nada, los nervios se apoderan poco a poco de sus cuerpos que ahora, sin saber cómo, caminan hacia el loft de Castle.
- Venga Richard, somos adultos, podemos hablar de este tema sin tener que evitar la mirada, ¿no?
- ¿Tú estás preparada? Quiero decir, yo llevo muchísimo tiempo sin estar con una mujer, ya me entiendes...- Castle se siente avergonzado y a la vez aterrado, Kate le importa mucho y no quiere estropear la noche por no poder complacerla cómo es debido.
- Tranquilo Rick, yo estoy más o menos como tú, Luca y el trabajo ocupan casi todo mi tiempo; no tengo tiempo para citas ni para rollos de una noche, además de que no buscaba eso.
Rick abre la puerta del edificio para entrar, ninguno comenta nada durante el trayecto del ascensor, es una situación un tanto extraña. Se sirven una copa de vino antes de ir a la habitación dónde unos pétalos descansan sobre la cama, la luz de las velas iluminan la estancia.
- ¿Sabías que esto iba a ocurrir?- pregunta Kate girándose para verle la cara.- Bueno...digamos que sólo creía que te quedarías a dormir, te juro que no pensé en otra cosa.
- Te creo, eres muy detallista, no sé por qué te molestas, todo va a terminar en el suelo.- responde ella con picardía y acercándose a él.
Castle le quita la chaqueta de los hombros, la deja caer en el suelo y luego le aparta el pelo del cuello. Con la yema del dedo va siguiendo la línea de su columna hasta el comienzo de la cremallera, envuelta en seda azul.
- Me gusta este vestido, te queda muy bien.- él hunde la cara en su pelo e inhala su aroma a vainilla que tanto le encanta y le hace perder la cabeza.
- ¿Vas a estar toda la noche oliéndome?- pregunta ella algo impaciente por deshacerse de la prenda que ahora cae lentamente hasta sus pies.- Ya está, ya no tienes vestido.- Rick se queda fascinado al ver el sexy encaje que la chica lleva puesto.- veo que tú también querías algo esta noche... ¿me equivoco?
Ella se ruboriza, asiente con la cabeza antes de besarle con pasión, saboreando sus labios, cada centímetro de su boca. Las manos de Castle acarician la espalda desnuda de Kate hasta llegar al sujetador que, para asombro de los dos, no opone resistencia.
- ¡Dios, eres perfecta!- alarga las manos, le cubre con ellas los pechos y nota cómo los pezones se endurecen contra sus palmas. Ella gime y arquea la espalda apretando sus tetas perfectas aún más contra sus manos.
- Rick...quítate la ropa, ¡ya!- ordena ella deseando disfrutar de todo ese cuerpo, es para ella y quiere probar cada centímetro de él.
Castle obedece y rápidamente se desabrocha los botones de la camisa mientras que Kate se ocupa de los pantalones. Se tumban en la cama, él le masajea los pechos y sus dedos vuelven a centrarse en sus pezones, ella gime y aprieta el culo contra su erección. Baja las manos hasta sus caderas, la sujeta y mira sus bragas.
Rick se agacha hasta llegar a la zona de la cintura, con sus dientes, agarra la goma de la prenda y poco a poco va bajando hasta la altura de las rodillas; otra prenda que termina con las demás, esparcida por el suelo.
Kate contiene el aliento al notar el dedo índice recorriendo su ingle, entrelaza sus manos en el cabello de él al mismo tiempo que arquea su cuerpo en busca de placer. Él se levanta para coger un paquetito de aluminio de su cajón, es mejor llevar cuidado la primera vez, sería muy precipitado formar una familia tan pronto y con dos niños pequeños.
La cara de Beckett queda frente a la de él, Rick sonríe al ver cómo ella cierra los ojos y el placer ruge en su garganta, es una sensación explosiva. Gritan y sus cuerpos se aceleran, están a punto de llegar al orgasmo, Kate se derrumba sobre el pecho de Castle y él permanece inmóvil jadeando debajo de ella.
- Ha...ha estado bien, había olvidado lo que se sentía.- comenta ella recuperando el aliento poco a poco.
- La verdad es que creo que nos hemos superado para haber estado tanto tiempo sin tener sexo con nadie.
- ¿Estás muy cansado?- Pregunta ella levantando su cabeza, el pelo se le ha quedado pegado a la frente debido al sudor.- No, ¿por qué?
- Para un segundo asalto.
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Here For You
Teen FictionRichard Castle, hombre de unos treinta años, viudo y con una hija de cuatro años, vive en Nueva York. Su mujer se suicidó por culpa de la depresión postparto; trabaja como redactor en el New York Times. Katherine Beckett, mujer joven, madre soltera...