Recuerdo que dolía, mirarla dolía.
Dolía, por qué yo la miraba como un niño mira a un dulce a través de un cristal, ella era un único ángel en un mar repleto de demonios. Y yo lo sabia, pero ella no.
Cuando llegue a conocerla, mis predicciones eran verdad, no tuve que cambiar los hechos por mentiras para hacerlos verdad. Ella era diferente, hermosa por dentro y por fuera, totalmente. ¿Que más podía pedir yo? Finalmente había encontrado la mitad que había perdido. Me sentía tan cerca, tan bien, pero ella se sentía lejana. No podía sacar su sonrisa de mi mente, pensaba todo el tiempo en esos bellos ojos marrón.
Lucía siempre hermosa, pero al mismo tiempo era muy modesta, ¿y yo? sin palabras, sin aliento, nunca me había sentido así, justo todo lo que imaginé que sería.
Ella me hacía tan felíz que no dudé en hacerla mi novia, aún así, yo la sentía indecisa. A veces sentía que me quería, a veces que no, y yo sinceramente no lo entendía, porque yo la quería siempre.
Un mes, dos meses, tres meses y ahora si ella se notaba completamente enamorada de mi. Le di todo lo que tenía, todo lo que podía darle, supongo que en el proceso me cansé. Y un día, no sé cómo, no sé por qué, decidí alejarme de ella, alejarla de mi. No fue fácil hacerlo, no fue fácil decirlo. Y de verdad, todo lo que dije en su momento cuando estábamos juntos fue real. Si, era la mejor novia que cualquier persona podría pedir, pero yo ya no me sentía igual y eso tampoco era su culpa.
No hice esto porque no la quisiera, como ella pensaba. Si ella tuviera idea de cuantos días estuve pensando en si dejarla era correcto, si tan solo ella supiera lo mucho que me costó decidirlo, ella nunca hubiera dudado de mi amor. No quería -ni quiero- hacerla sufrir, no quería verla llorar.
Puedo traer claramente a mi mente el día en que la dejé, el maquillaje corriendo por sus mejillas, justo como las promesas que algún día decidimos hacer.
"No puedo darte lo que necesitas, mereces más de lo que puedo prometerte, solo tengo que ser honesto" recuerdo haber dicho. No había nadie más, no lo hay aún, eso puedo jurarlo a Dios.
A veces quisiera no recordar todos los buenos momentos, la manera en que se quedaba dormida en mis brazos, la forma en que podía mirarme durante minutos enteros mientras deslizaba sus dedos entre mi cabello, pero ella indudablemente es el amor de mi vida, por eso solo la extraño en momentos, en mi soledad, pero en otros no. Por qué se que si estamos destinados, nos encontraremos otra vez. Y si eso no sucede, siempre sabré que yo hice que ella conociera el amor, lo mismo hizo ella por mi.
Hay amores que duran para siempre, aunque terminen. Estoy seguro de que ahora a ella le duele mirarme, ella cree que yo estoy bien. La verdad, a mí también me sigue doliendo.
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Te estoy llorando un mar.
RomanceEl me amaba. Y dejó de hacerlo, no sé cómo, no se por qué. (Esto no es una historia, no es una novela, no es ficción. Es justo lo que espero que el piense de mí y lo que yo escribí en el proceso de dejar de amarlo como el lo hizo conmigo)