PILOTO

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INTERNO

Los fármacos habían recorrido mi cuerpo de esquina a esquina, las dosis se sobreponían cada semana.

El hospital psiquiátrico Condesa, era mi hogar desde hace dos meses, se estaba adhiriendo a mi piel, convirtiéndose en un tatuaje frustrante, una marca legible que estaba definiendo mi existencia. Las instalaciones eran ostentosas, por eso el cheque que cobraba mi madre sobrepasaba los ocho mil pesos mensuales, pero el dinero en ella era extensivo, la herencia de Carlos (mi padre) no conocía limites, al parecer la cuenta bancaria era lo suficientemente fuerte como para sobrevivir quince años más . Los doctores me han diagnosticado síndrome de asperger, lo han definido como la falta de atención que poseo, a un tipo de autismo que rompe escalas, algo que ha sobrepasado mi capacidad para convivir con el mundo que me rodea, es como si fuera una planta a la deriva, que no escucha, que no posee sensaciones, o por lo menos la doctora le gusta llamarlo de esa manera, le gustan las metáforas, aunque yo no logro comprenderlas del todo. A veces emite palabras que ni siquiera alcanzo a comprender, como si hablará en otro idioma, como si escribiera en sus tablillas, jeroglíficos de años de antigüedad. Su nombre es Ross, ascendencia alemana, 27 años, tés tan blanca, como si un copo de nieve se hubiera incrustado en todo su rostro. Ha aprendido español, en algunas ocasiones pronuncia y arrastra la "R" por sus labios de una manera cómica, es en esos instantes cuando torrentes de risa escapan de mi cavidad vocal, no solía hacerlo, no desde la muerte de mi papá. Los especialistas hacen hipótesis acerca de que mi enfermedad empezó a crecer cada día más cuando el deceso de Carlos se hizo presente, fue en esos meses cuando me enclaustre, no salía de mi cuarto, el ruido de la lluvia llenaba los cristales de mi ventana y ni siquiera me percataba de lo que pasaba, las tormentas eléctricas eran al igual que cámaras instantáneas sin sentido, emitiendo luces que no significaban nada para mí, a pesar de que en mi niñez solía temerle a los rayos. Ese miedo y los que me arrastraban desaparecieron con el síndrome de Asperger. No es que estuviera satisfecho por eso, ahora preferiría tener por lo menos una sensación de terror en mi cerebro, algo que funcionará como incentivo, algunas personas todavía pueden tener emociones en la clínica .

Christian mi compañero de cuarto tiene esquizofrenia, la ira se apodera de el en algunas ocasiones y yo le pregunto cómo es que se enoja con tanta facilidad, pero al parecer no sabe contestar a mi pregunta, creo que nadie de los que estamos dentro, tenemos en nuestras manos esa respuesta, el me pregunta porque soy tan inexpresivo, yo cuelgo mis hombros y hago negaciones con la cabeza.

El reloj marca las 8, y Christian, y yo sabemos lo que significa cuando la flecha más diminuta llega a ese punto. Hacemos una fila a lo largo del comedor y sostenemos pequeños vasos que nos otorga la institución, al llegar nuestro turno, dos enfermeras leen nuestros nombres y depositan tres píldoras de colores en los recipientes.

-Santiago Torres- Dice la enfermera más joven. Su voz es rancia y grave, acabada a pesar de poseer juventud- Más vale que no escupas de nuevo, tú madre paga exorbitante dinero, como para que lo estropees- Se refiere a mí-

-Claro- Contestó y me llevo mi porción a la habitación 15, mis pasos son quedos, no se escuchan en el concreto, ni en el piso de madera-

-Oye- Alcanzó a escuchar a mis espaldas. Es Christian, hoy parece tener un temperamento adecuado, incluso sonríe, me llena un poco de pánico verlo así- Hoy llega alguien nuevo, ya sabes un chico, bueno que esperábamos, este instituto es solo para el género masculino, me pregunto qué tipo de loco es, tal vez tenga esquizofrenia como yo , o tal vez sea como tú, un rarito, que no habla- Ríe y por un momento me dan ganas de golpearlo. No soy un espécimen, no soy una simple enfermedad, Ross me lo dijo la última sesión, eso no me define-

-Da igual- Respondo- ¿Qué hay de nuevo en un paciente?- Preguntó, me doy cuenta de que para poder formular esa frase me he tardado tres veces más de lo que una persona normal en promedio lo hace-

-No lo sé, viejo, solo sé que es una novedad y por aquí nunca pasa nada de eso- Y veo como traga sin agua las pastillas que le han otorgado-

Su medicamento es agrio e insípido. Una de tantas veces Christian insistió en que probará un poco de sus fármacos, gritaba tanto, que acabé cediendo. Al momento de hacerlo terminé tomando un litro y medio de agua para quitar el sabor de mis papilas gustativas. No entendía como en el no surgía efecto, las ingería como si fueran tabletas de vitamina C.

De nuevo fijo mi mirada en la nada, es entonces cuando mi teléfono emite vibraciones, no le doy importancia, pero Christian me golpea fuertemente en el brazo.

-Hey, tonto- Grita y reacciono- Tu madre, llamando, tierra llamando a Santiago, despierta o tendré que matarte- Lo dice como si fuera una broma, pero e
n realidad con él nunca se sabía con certeza-

Tomó el celular en mis manos y deslizo mi mano para contestar.

-Hijo- Su voz está un poco distorsionada, las señales de las clínicas a veces son deficientes- Temo decirte algo, no sé cómo decírtelo-

-Mamá, me asustas demasiado todos los días- Empiezo a mecerme en mi cama- ¿Qué puede ser peor que vivir aquí?- Formuló-

-Tal vez cambiarte de cuarto- Emitió a través de la bocina-

-¿Eso es todo?- Arribe sin preocupaciones-

-Me preocupa que estés con Christian y algún día quiera matarte- Argumenta mi madre. . A veces puede tener problemas más serios que los míos-

-Da igual mamá, ¿A donde me van a transferir? – Arguyo-

-De clínica de ninguna manera te cambiaré, solo de corredor, ahora estarás en planta alta, quizá con alguien que tenga menos problemas que tu estúpido amigo- La voz de Carla era maliciosa esta vez-

-Bien- Comentó- Lo que  sea- Y cuelgo- 

Christian lo  ha tomado para mal,  maldice  a mi madre como si ella pudiera escucharlo, dice que es una maldita, que le quita  a su único amigo y  yo me quedo estupefacto, en mis escasos  18 años nunca  había  escuchado que alguien  se refiriera  a mi de esa  manera, sin embargo el toca  su corazón a modo de promesa  y jura que irá a visitarme  todos los días, y que tratará  de comportarse  como alguien normal,  y dice que jamás  me trataría de dañar, por que  según el   ya estoy lo suficientemente jodido como para que alguien  me imponga otras penitencias. 

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Pronto me hallé  en el piso  8B. He pensado  que no tendría que compartir  habitación con nadie, por que el  último piso no esta ocupado por ningún tipo de ser humano , es  desierto  y huele a material de hospital,  pero justo al momento de girar la manija, me encuentro frente a frente con un chico de ojos castaños, merodean mi cuerpo con   hiperactividad,  no he visto ese rostro recientemente, debe de ser  de quien Christian había  hablado  durante la ingesta de pastillas 

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2017 ⏰

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