Dos modos

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Hay días en que amanezco con ganas de ser romántico. De llevarte rosas, cantarte al oído, escribirte poemas, prepararte la cena, y bañarnos juntos. Pero hay otros días, en los que solamente me despierto y pienso en ti a cada minuto, te abrazo mientras duermes y cobijo tu cuerpo con mi mirada llena de ternura, salgo al trabajo y procuro no falte nada en el hogar, me sonrió por la idea de regresar a casa, y la emoción me embarga porque me esperas tú. Llegar y preguntar en silencio ¿cómo estas, qué tal te ha ido? cenar juntos y enamorarme de tu sonrisa, ir a la cama y darte un beso, jugar con tu pelo sin que lo percibas y sentir que en mis brazos te protejo, de todo, incluso de mi mismo cuando amanezco romántico. Soñarte, y en ocasiones no recordarte, pero estar seguro que así fue, y esperar a la mañana siguiente para saber en que modo he despertado. Aunque una cosa es indudable, en los dos te amo, de forma distinta, ambas necesarias, en complicidad, diría que una es tu descanso, y la otra, la otra... La manera en que te he enamorado. Ahora tú elige cuál ha sido cada una, vida mía.

El Tiempo que me perdíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora