Wishes

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–Desde el día que la conocí la palabra matrimonio pareció acecharme y perseguirme como la más terrible maldición jamás conjurada por el más despreciable de mis enemigos. Es casi imposible verla y lo primero que salga de su boca no sea: –"Sonic, tú y yo nos casaremos algún día, ¡Te guste o no!"– imitó con un tono de voz más agudo, para luego suspirar con pesadez.

Se dejó caer de espaldas para caer sobre el suave césped y ver hacia el cielo pensativo –No es que no me agrade Amy, es una eriza simpática y divertida cuando no intenta obligarme a decir un "Sí Acepto", pero es sólo que a veces ella es... simplemente... ¡Es tan desesperante y asfixiante!– gritó al cielo –Ya sabes... ese tipo de chica que es linda un tiempo por los halagos que sirven para aumentar tu ego, pero no es con quien realmente te quedarías al final– confesó –Pero eso no significa que sea algo malo, es que simplemente no es La Chica, ¿Sabes de lo que hablo?– le preguntó a aquella rana quien le croó como respuesta para verlo fijamente sin moverse de su par. –Es que a veces me da la impresión que es de ese tipo de chicas que si lo permites estaría contigo a cada momento del día ¡¿Te imaginas eso?!

–"Croak"– respondió el anfibio.

–Tienes mucha suerte de no saber de lo que hablo– dijo con una mirada de reproche.

Se dejó caer nuevamente y su vista se posó en el inmenso cielo, en donde las nubes blancas de distintas formas, navegaban con la suave brisa del viento. El riachuelo que corría a sus pies inundo cada rincón del bosque con el sonido del correr del agua, trayendo paz y tranquilidad en una mente perturbada. Últimamente su relación con Amy se había vuelto muy conflictiva para su gusto; la insistencia de Amy de estar con él, de obligarlo a pedirle matrimonio, entre otras cosas que antes eran de tanto en tanto ahora se había vuelto algo diario. Necesitaba un tiempo libre de ella y de su insistencia en un tema que él no tenía previsto verlo aún, menos con ella.

–¡Frogui!– un gritó disipó la paz del lugar, mientras el eco rebotaba en el troco de los árboles a su alrededor –¡Frogui ¿dónde estás?!

Sonic volteó su cabeza hacia la espesura del bosque, en donde sabía que su amigo le esperaba impaciente con buenas noticias; después de todo llevaba varias horas en busca de aquella rana escurridiza. De nuevo un croar llamó su atención para ver nuevamente al anfibio; Sonic sabía que era hora de regresar.

–Bien amiguito– dijo el erizo azul para reincorporarse y estirar sus músculos –Es hora de regresar con Big– le sonrió.

Tomó a la pequeña rana en la palma de sus manos y caminó de regreso a la casa de Big en lo más profundo del bosque. No tardó mucho antes de visualizar por aquel sendero de tierra, un pozo y no muy lejos del mismo, la cabaña de madera de su gran amigo de pelaje purpura quien aún parecía buscarlo con la mirada. Sonic esbozó una sonrisa para apresurar el paso; jamás entendería por qué insistía en mantener una mascota que únicamente parecía querer escapar de sus manos, pero quién era él para romper ese lazo.

–¡Hey Big!– exclamó Sonic según como se acercaba –¡Mira lo que...

–¡Sonic!– un grito agudo recorrió sus oídos, borrando aquella mueca de felicidad que tenía. De la cabaña del felino distinguió a la eriza rosa salir con una gran sonrisa –¡Sonic, por fin te encuentro!– dijo para correr hacia él.

–"¡Esto no es posible!"– pensó deteniendo su marcha con sorpresa.

Sonic había accedido a ayudar a Big a encontrar a su escurridizo amigo con tal de descansar de ella, pues pensó que en un lugar como ese, Amy jamás se animaría a ir a buscarlo.

–¡Oh Sonic!– gritó para intentar abrazarlo, pero fallando en el intento al él hacerse a un lado y retroceder lentamente de ella. –¿Uh?, ¿Qué sucede?– preguntó confundía por su reacción

Without AmyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora