Mucho silencio.

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Que feo es esto de no tener palabras para escribir lo que quieres escribir.

Hace ya un buen rato que los dedos me traicionan, en serio no quieren seguir más con este masoquista acto de liberación. Y es que ellos no entienden que si para ellos es difícil para mí es un indudable acto de suicidio.

Necesito escribir, necesito pensar, pero tal parece que tengo que decidir qué tipo de vida quiero llevar.

Debo decir que aunque es triste es cierto, las mejores letras son las que vienen de aquellos recónditos lugares en los que solo los locos se atreven a entrar.

Puedo rendirme ante los pies de la noche y puedo hacer que mis orejas sangren solo para que mis manos mueran de una artritis poética. Puedo entregarle mis ojos al silencio y dejar que mi alma camine a tientas, honesta, perdida.

Por otro lado, está este camino dorado que promete llevarme a un lugar seguro, a la tierra de la inexistente incertidumbre. Está esta bella manera de sonreír con ignorancia y de pensar con los sentidos entumecidos. Está este nada complejo lado de mí, que no se preocupa por nada más que no sea latir con fuerza, latir feliz, latir en cualquier lugar, en cualquier persona.

Todas estas magnificas falacias me son entregadas en bandeja de oro, a cambio (claro) de cortarme las manos y jamás volver a hablar con las mías ni conmigo.

Tal parece que ha llegado el momento de "decidir" si quiero vivir o dejar la tinta correr.

He contemplado los pros y contras de ambas posibilidades, y si te soy sincera creo que 17 años no me alcanzan para comprar la sabiduría que necesito para resolver el acertijo.

¿Por qué he de sucumbir ante la ignorancia para alcanzar si quiera una molécula de regocijo? ¿Por qué necesito hundirme en aguas que ya me asfixiaron para encontrar inspiración?

No puedo decidir entre mi vida y mi vida.

¿Cómo se supone que separe en dos partes algo que nació como una sola?

No puedo decidir.

No quiero hacerlo.

Lo único que me queda es obligar a mis dedos a seguir participando en mis enredados juegos. Después de todo, un suicidio no es un suicidio hasta que pateas el barril.


Resumen de lo gris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora