1. Crashed The Wedding

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"She's glad I crashed the wedding

It's better than regretting...

The ring she got was lame,

She couldn't take the pain,

She didn't want a silly second name

Cause true love lasts forever,

And now we're back together

You might as well forget her,

And walk away"

— Crashed the wedding - Busted

3 de abril del 2010 era el maldito día que todos, menos yo, querían que llegara. Este día ella daría el "sí" y se casaría. Quedaban menos de dos horas para la "tan-esperada-ceremonia".

— John, ¿estás listo? —preguntó mi amigo Tom asomándose por la puerta de mi habitación.

Vi su reflejo en el espejo mientras acomodaba mi corbata, un notorio y exagerado suspiro salió de entre mis labios antes de tomar la chaqueta negra de mi traje.

— Listísimo —dije con una fingida sonrisa.

Bajamos las escaleras donde Dean y Harry nos esperaban, todos vestidos de traje, algo muy poco usual en mi grupo de amigos.

— Esto es horrible. Me siento disfrazado —se quejó Dean. — ¿Por qué Lauren no hizo una boda casual? Odio usar estos pantalones.

— No sé, Dean. Creo que la mayoría de las personas sueñan con una linda boda formal —respondió Tom, quien siempre era el razonable de los cuatro.

Subimos al auto de Tom para dirigirnos a la "gran boda" de Lauren y Ben. La iglesia donde se iban a casar quedaba bastante lejos de donde nosotros vivíamos, así que el viaje fue largo pero entretenido. Por un momento había olvidado por completo hacia dónde nos dirigíamos.

Nuestro aspecto formal se esfumó en pocos minutos, terminando sin corbata ni chaqueta, pero al llegar al lugar Tom nos obligó a todos a que nos arregláramos nuevamente para vernos presentables. Al bajar del auto pude ver una iglesia bastante antigua y recordé que aquel lugar era el cual Lauren siempre había soñado para casarse: la iglesia más antigua de Londres y donde sus padres habían dado el sí hace más de 25 años.

Los chicos se acercaron a las personas que estaban en la entrada y luego entraron al lugar para buscar algún asiento. Yo por mi lado preferí quedarme un rato afuera para poder fumar un cigarrillo, algo que en esos momentos necesitaba para calmar mi ansiedad.

— John, aquí no se puede fumar.

No necesité voltearme para saber de quién era esa voz demasiado familiar. Levanté mi rostro y dejé salir el humo de mis labios, observando entonces al Sr. Granger, el padre de Lauren.

— No veo ningún letrero que me lo prohiba. Además, estoy al aire libre, no ahogo a nadie —me excusé a la misma vez que me encogía de hombros, ya sin necesidad de tener que caerle bien.

— Siempre igual. No cambias.

Intenté no reír con su comentario pero fue difícil. Siempre me había odiado y su razón no era válida. Decía que yo era un vago que nunca conseguiría un "empleo decente". Ahora podía sacarle en cara que tengo un increíble trabajo junto a mis compañeros de banda.

No dije nada, simplemente dejé salir el humo lentamente por mis labios con la intención de que se molestara. Misión que cumplí en pocos segundos al ver la expresión en el rostro del contrario.

— No puedo creer que Lauren te haya invitado —negó con su cabeza y se alejó de donde yo estaba.

Reí mientras él se alejaba y le di la última calada al cigarrillo, dejando caer la colilla que pisé para que se apagara. Miré por donde se había ido el padre de Lauren y decidí seguirlo. Después de todo... ¿no era él el encargado de llevar a la novia al altar?

Fui silencioso, intentando que no notara mi presencia. Crucé un pasillo, escondiéndome cuando él se detuvo y tocó la puerta.

— ¿Estás lista? —preguntó y tras unos segundos cerró la puerta para caminar de vuelta a la iglesia.

Miré la hora en el reloj de mi muñeca, aún quedaban unos minutos para que la boda comenzara oficialmente. Llevé mi mirada hacia la puerta y lo único que pensé fue que detrás de esta se encontraba ella.

Esperé que no hubiese rastro de nadie y me acerqué hasta el marco de la puerta que nuevamente estaba cerrada. ¿Debía tocarla? "Vamos John, tú puedes, no es tan difícil", me dije a mí mismo y di un gran respiro antes de levantar los nudillos y golpear tres veces. Esperé impaciente del otro lado hasta que la puerta se abrió y fue ahí cuando vi un rostro sorprendido frente a mí. Lauren, tan perfecta como nunca antes la había visto me observaba con una expresión confusa dejaba en claro que no esperaba verme ahí. Su vestido de novia perfectamente ceñido a su cuerpo, su cabello rubio rizado hasta los hombros y un ligero toque de maquillaje que hacía que se viera más radiante que de costumbre.

— ¿John? —me miró abriendo sus ojos sorprendida, pude notar cómo su labio inferior comenzaba a temblar. — ¿Qué haces aquí? Deberías estar en la iglesia.

La miré de pies a cabeza varias veces sin saber qué decir y pude notar cómo fruncía el ceño ya cansada del silencio.

— No te cases —fue lo primero que salió de mis labios.

Su expresión confundida continuaba ahí, aunque con una mezcla de sorpresa tras escuchar mis palabras. Pestañeó varias veces seguidas, un gesto típico en ella cuando se encontraba nerviosa.

— John. No... no me digas eso —cerró sus ojos y retrocedió unos pasos para volver a entrar a la habitación. Entré junto a ella y cerré la puerta sin dejar de mirarla.

— Lauren, sabes que no quieres casarte. Lo tienes claro.

Ella me miró y luego bajó su mirada, terminando por sentarse en la silla frente al tocador. Me agaché, quedando frente a ella y tomé su rostro entre mis manos, obligándola a mirarme.

— Sabes que aún me amas tanto como yo te amo a ti —hablé en un susurro, esbozando una sonrisa.

— No puedo, John —dijo y enseguida pude ver una lágrima recorrer su mejilla, la cual quité rápidamente con mi pulgar. — No puedo hacerle eso a Ben.

Acaricié su mejilla con la yema de mi pulgar y sin pensarlo dos veces me acerqué a ella y la besé. Así es, la estaba besando. Cuánto había extrañado sentir sus suaves y perfectos labios hacer contacto con los míos, los que encajaban perfectamente. Lauren correspondió el beso pero segundos después se alejó y negó rápidamente.

— El verdadero amor dura para siempre —murmuré. — Te amo y lo sabes, nunca dejé de hacerlo. Por favor no cometas un error tan grande como este.

— ¿Cómo puedo confiar en ti? Pasamos por muchas cosas, John. No quiero volver a sufrir como lo hice estando contigo.

— Crecí. Soy otra persona, una persona que sabe lo horrible que es la vida sin ti. Piénsalo, por favor. Esto es un error.

Lauren se quedó en silencio, soltó un suave suspiro y finalmente asintió limpiando las lágrimas que había dejado caer. Me miró y con una simple sonrisa hizo que mi día se iluminara y mi vida cambiara completamente.

Así había sido aquel día en el que ella se negó a casarse y dejó todo por mí. ¿Hubo problemas? Claro que tuve varios problemas ya que todos los invitados se enteraron de qué había pasado pero a mí eso nunca me importó, lo único que en esos momentos me importaba era estar con ella, con la persona a quien yo amaba. Y es por eso que me siento feliz de haber hecho que esa boda no pasara. Como se lo había dicho a Lauren ese día: El amor verdadero dura para siempre.

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