Por segunda vez escuché la voz del oráculo en mi mente mientras me daba una profecía para salir en mi búsqueda:
- Navegarás en el buque de hierro con guerreros de hueso... ...Acabarás hallando lo que buscas y lo harás tuyo...
...pero habrás de temer por tu vida o terminarás sepultada entre rocas... sin amigos... fracasarás y volverás volando sola a casa.La última frase quedó resonando hasta apagarse dentro de mi cabeza, trayendo de regreso a los fantasmas de mi pasado.
La habitación quedó a oscuras nuevamente, salí y bajé tambaleando del ático solo para encontrarme con mi padre, el dios de la guerra me esperaba en el piso de abajo, vestido con su ropa de motociclista, chaqueta de cuero y a pesar de ser de noche, usaba gafas oscuras, detrás de las cuales ardían pequeñas hogueras en las cuencas de los ojos, tenía los brazos cruzados en su pecho y se encontraba reclinado contra la pared, jugando con una navaja bastante grande entre sus manos, al verlo, me reanimó su presencia dándome valor.
—Tardaste un poco, niña, ¿qué te dijo el oráculo?
Le repetí la profecía con un poco de pesar puesto que nuevamente se me vaticinaba fracasar y ahora tendría que volver yo sola al campamento cargando la derrota en mis hombros y la inminente destrucción del pino.
-Bueno, escoge a dos de tus hermanos y empiecen la misión, cuando tengan las provisiones y todo lo que necesiten, vayan a la orilla de la playa y les daré el transporte, no tengo un barco como tal, pero creo que puedo arreglarlo, y más te conviene no fallar en esta misión, tienes que poner en alto mi nombre, no me falles niña y olvídate de la parte de fallar, no te lo permito.
Salí de la casa grande y me dirigí a mi cabaña, antes de entrar tomé la resolución que no permitiría cargar con más muertes en mi conciencia, así que mentí a mis hermanos acerca de la profecía, si fallaba, la culpa sería solo mía, mis hermanos se opusieron a dejarme ir sola, pero les ordené quedarse y cuidar del campamento, y les motivé diciendo que prefería dejarlos en la enfermería a llevarlos conmigo por si alguno se ofrecía voluntario.
Tomé una mochila y la llené con provisiones y otras cosas que pensé podrían ser útiles, entonces me dirigí, ya con mi armadura de combate, nuevamente hacia la casa grande para buscar a Tántalo.
El director de actividades hablaba con las arpías de la limpieza, parecía que Jackson había escapado del campamento, seguramente en busca del vellocino, la ira empezó a acumularse en mi, pero no permitiría que el gamberro ese robara la gloria de Ares.
Cuando hablé con Tántalo, no pareció importarle que fuera yo sola en la misión, en ese momento su prioridad era capturar un sándwich de mermelada que saltaba cada vez que intentaba tomarlo.
No pude hablar con el señor D para pedir consejo puesto que estaba indispuesto, o eso me dijeron, me dirigí entonces a la orilla de la playa esperando encontrar el medio de transporte que mi padre había prometido.
Al llegar a la orilla, vi una especie de embarcación bastante antigua, un barco, un submarino, posiblemente mitad de cada uno, en un costado se leía el nombre: "barco de vapor Birminghan"
A un costado, haciendo una fila estaba la tripulación más deprimente que se pudiera imaginar, un pequeño ejercito de muertos con trajes desgarrados y con nada o poca carne en los huesos, sus uniformes hacían alusión a los soldados de la guerra civil de hace más de dos siglos atrás.
Uno de ellos se adelantó e hizo un saludo militar, se presentó como el capitán, pero me dijo que ahora yo sería la persona con el rango más alto de ésta misión, era un poco extraño tener una tripulación de zombies, pero viniendo de mi padre, bueno, ya era decir bastante.
El capitán me contó como ellos, por haber sido del bando perdedor en la guerra, estaban condenados a servir a Ares hasta que él los liberase.
—¿Están dispuestos a seguirme hasta mi muerte?, —pregunté, puesto que supuse que ellos ya no podían morir —
Al mismo tiempo todos hicieron el saludo militar, tomé eso como un sí.
Subimos a la nave y partimos de inmediato, la nave traqueteó, pero consiguió avanzar y empezó a alejarse de la costa, el capitán me explicó que mi padre había elegido al Birminghan porque podía funcionar como submarino, consideré eso como una buena idea.
La noche todavía estaba a la mitad cuando mi embarcación salió de los limites de New York y entonces hubo un cambio de planes.
Un extraño remolino se empezó a formar alrededor de la nave haciendo que no pudiésemos avanzar, las aguas se ponían cada vez más furiosas, de la nada hubo un resplandor cegador en la cubierta del barco, apareció ante nosotros un hombre vestido con armadura de oro, barba recortada y un tridente en la mano, toda su imagen emanaba poder y podía sentirse como si el casco del barco pudiese partirse en cualquier momento.
La mirada de ojos verdes que me recordaban de alguna manera a Percy Jackson, escrutaron mi ser y su voz como la del mar bravío dijo:
—Soy yo, o no me has hecho una ofrenda para navegar en el mar, ¿Clarisse La Rue?, ¿acaso quieres acabar en el fondo del mar de los monstruos?—
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Hija de Ares, salvadora del Olimpo
Hayran KurguCuando todos me ven, me temen, huyen de mi, y realmente yo he creado esa fama, mi padre es Ares, dios de la guerra, ¿ qué más se podría esperar? He tenido que ser dura para sobrevivir, he atestiguado sucesos que me han enseñado a ser así... Yo estuv...