EL TESTIGO

PASEO POR MANHATTAN

Era una oscura y fría noche, pero aun así, Jack Williams salía a pasear por Manhattan con su fiel amigo y mascota Roger, alegre y coleando. Caminaba tranquilamente por Manhattan cuando oyó los tres disparos a su espalda. Se giró precipitadamente y vió un hombre muerto, el que había recibido los tres balazos. También consiguió distinguir la cara del asesino, una cara que nunca se le olvidaría.

En ese momento en lo único que pensaba era en salir de allí. Corrió hacia el Molly's, el bar más cercano, llamó a la policía y esperó.

Siete minutos y medio más tarde un teniente de policía llegaba a la zona previamente acordonada por otras patrullas.

-Me llamo Hugo Stanfield, teniente al mando de esta investigación por homicidio. ¡Quiero hablar con el hombre que ha llamado!

- Sí, soy yo...- dijo Jack entre tartamudeos, impresionado por la imponente figura del teniente. El hombre era negro, alto, con el pelo pulcramente recortado y parecía esa clase de policía de los que no se andan con rodeos.

-¿Cómo se llama? ¿Ha visto algo?

Jack temblaba como un corderito asustado, no sabía qué hacer, entonces escuchó como una joven policía le susurraba al oído del teniente que la víctima era Mark O'Shea, el congresista. Ató cabos y llegó a su propia conclusión, alguien había matado al congresista, pero era algo mucho más grande, una mafia, una organización terrorista tal vez. Tenía miedo.

-Me llamo Jack Williams, y no, no he visto nada, solo he oído los disparos.

El teniente asintió con pesar y se marchó sin despedirse. Se le complicaba la investigación. Jack solo estaba seguro de una cosa, no podía contarle nada a nadie, y había de descubrir cosas por su cuenta, antes de que lo encontraran a él. Llego a su pequeño piso, dio de comer a Roger y se echó a la cama. No sabía lo que se le estaba viniendo encima.