Shane había llegado minutos atrás solo. Otis se había sacrificado por que él sobreviviese. A pesar de todo han conseguido el medicamento de Carl y este sobrevivirá si todo sale bien.
Estamos todos sentados en el gran salón de la granja. No he vuelto a hablar con Daryl desde nuestra 'agradable' conversación.
-Hershel, el dueño de esta granja, nos ha permitido quedarnos temporalmente. Bueno, hasta que Carl se mejore. -todos sonreímos felices- No hagáis nada por lo cual nos puedan echar, por favor.
Asentimos.
-Bien, pues a cenar.
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-Mia, ¿podrias ayudarme a limpiar los platos? -me pregunta Beth, la hija menor del señor Hershel.
-Por supuesto. -en los próximos minutos me dedico a enjabonar las cosas mientras ella las seca.
-Oye. -llama mi atención.
-Ajá. -contesto.
-Daryl... Es algo extraño, ¿no? -me sorprende la pregunta pero asiento.
-Sí, ser extraño forma parte de él. Serio y extraño son las palabras que mejor lo definen. -ella ríe.
-Pero es muy sexy. -ahora la que ríe soy yo.
-Es muy atractivo, para qué intentar negarlo. -hago una mueca- ¿Te gusta?
-Lo acabo de conocer. Aunque el tiempo dirá, ¿no? -me guiña un ojo y sale de la cocina.
Me quedo con cara de estúpida. "El tiempo dirá".
No sé que me duele más, el echo de haber perdido cualquier oportunidad con Daryl o que Beth tenga más posibilidades que yo en estos momentos.
Termino de colocar todo y voy al que va a ser mi cuarto temporalmente.
Para mi sorpresa me encuentro con Shane en mi cama sentado.
-Ey. -saludo- ¿Qué haces aquí?
-No hay más habitaciones, era o contigo o con Andrea, y contigo me siento más cómodo. Si te molesta puedo dormir en otra. -contesta rápidamente.
-Que va, tranquilo.
Se mete en la cama y segundos más tarde me tumbo a su lado.
Se acerca poco a poco a mi hasta que nuestras caras quedan a pocos centímetros.
-Si te beso, ¿me odiarías?-pregunta y antes de que pueda contestar lo hace.
Me besa lentamente y poco a poco se va tornando más salvaje. Se pone encima mio apoyándose con sus codos para no hacerme daño.
-No sabes lo preciosa que eres. -susurra en mi oído antes de bajar por mi cuello.
Da besos lentamente por mi clavícula hasta llegar al puente de mis pechos.
Mete sus manos por debajo de mi camiseta acariciando mi abdomen.
Hacía tanto que no tenía ningún contacto sexual con nadie que en estos momentos mi mente está completamente en blanco. Disfruto del momento sin pensar en nada más.
Pero como siempre.
Alguien toca la puerta interrumpiendo este momento.
Nos separamos rápidamente y Lori entra mirándonos extrañada y con recelo.
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WALKERS | Daryl Dixon
Science FictionEn un mundo donde predomina el caos, el hombre solo tiene dos opciones: matar o dejarse matar.