Cuento 4: El loco

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....una fuerte dosis de demencia te cura de esa enfermedad llamada pensamiento.

Allí estaba, sentadito, en medio de la vereda, viendo los autos pasar y la gente caminarle a los costados, lo gambeteaban para no llevárselo por delante. Sucio, harapiento, con una barba de meses o años, quien sabe. Había en uno de sus costados un plato de plástico, con algunas monedas que la gente le arrojaba al pasar. Tenía la voz ronca, gruesa, áspera y tosía cada tanto pero no detenía nunca su discurso, si es que podía llamárselo así.

"Cualquier país pequeño puede ahora hacer un virus para el que no haya cura. Sólo se necesita un pequeño laboratorio. Cualquier país pequeño con buenos bioquímicos puede hacerlo." (1)

Miraba a todos con cara de malo, pero cuando alguien lo miraba, le sonreía simpáticamente y agradecía cada vez que alguien ponía una moneda en el plato. "Muchas gracias caballero, la solidaridad es lo más preciado de esta especie y lamentablemente pocos la practican, por eso el mundo se nos fue a la mierda".

Siempre usaba una frase diferente. "Muchas gracias señorita, si es que existe un Dios, aunque lo dudo ya que todo se nos va al carajo, la tendrá en cuenta para su pedacito de cielo".

Era un loco lindo. Me quedé fascinado contemplándolo durante los 40 minutos que estuve esperando el 50 A, el colectivo que me llevaba siempre a casa cuando salía del trabajo.

Por momentos su discurso era panfletario, vociferaba eslóganes apocalípticos y frases sobre lo terribles que eran los seres humanos. Pero luego su discurso se volvía demasiado elaborado. Construcciones discursivas y textuales complejas, no parecían improvisaciones, al contrario, parecían citas de memoria, fragmentos enteros de algún libro.

"Para que tus pulmones respiren buena onda hay que moverse en ambientes agradables, en los ambientes de mierda el aire es irrespirable, todo huele a caca. Y eso es lo que nos sucedió, empezamos a oler a caca, porque empezamos a comportarnos como mierda. El mundo es un lugar nauseabundo, pero no nos queda mucho, el fin está cerca...menos mal que el fin está cerca, ya se termina todo, pronto dejaremos de oler ésta podredumbre."

Respiraba un poco, miraba con ojos bien abiertos como asustado a ambos lados de la vereda y seguía:

"La política es el arte de manejar las arcas públicas para agrandar las arcas privadas, por eso nos hundimos y no nos salva ni Noe."

Repetía el mismo ritual, respiraba hondo, miraba y seguía:

"Yo soy, con mucho, el hombre más terrible que ha existido hasta ahora; esto no excluye que yo seré el más benéfico. Conozco el placer de aniquilar en un grado que corresponde a mi fuerza para aniquilar, en ambos casos obedezco a mi naturaleza dionisiaca, la cual no sabe separar el hacer no del decir sí. Yo soy el primer inmoralista, por ello soy el aniquilador par excellence." (2)

Cuando lo que decía era mucho más extenso que una frase corta el ritual se hacía también más extenso, es decir, tardaba un poco más en volver a hablar, pero al fin hablaba:

"Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos" (3)

Hay mucho Rock aún en tu cerebro loco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora