Los cinco guardianes

145 4 1
                                    

Prólogo

Hacía tan solo cinco minutos le habían informado de su reunión con El Supremo, por lo cual ahora corría por los pasillos del edificio como si su vida dependiera de ello y, si se paraba a pensarlo, posiblemente fuera así. Arrolló a un chico que salía de una sala situada a su derecha, volcándole encima la bandeja con café que llevaba, y casi tira el escritorio de una de las secretarias, pero no paró hasta estar frente a la puerta del despacho, una gigante puerta de madera situada en la novena planta del edificio. Trató de recuperar un poco el aliento, tocó la puerta y esperó.

Desconocía las razones por las cuales El Supremo podía necesitarle, pero, siendo el jefe total y completo de la organización, no convenía hacerle esperar.

Un débil “Adelante” se escuchó en el interior de la habitación y, con apenas empujarla, la puerta se abrió con un débil chirrido. El interior de la habitación estaba completamente iluminado por la luz que entraba por los enormes ventanales situados al final del despacho y todo parecía milimétricamente ordenado. A pesar de no ser la primera vez que visitaba aquel despacho, se detuvo a observar los cuadros que decoraban la habitación, así como una vez más, se preguntó el porqué eran esos y no otros cuadros los que colgaban de esas paredes.

-¿Le gusta mi despacho, señor Singht?- preguntó un hombre ya entrado en años, que le sonreía desde su escritorio, situado frente a los ventanales.

-Mu-mucho, señor-. A pesar de que el hombre parecía afable, no pudo evitar sentirse intimidado.

-Vamos, acércate sin miedo, que no muerdo- el hombre le dirigió una sonrisa tranquilizadora y le animó a sentarse junto a él- ¿Sabes por qué te he mandado a llamar, muchacho?

-No... No, señor.

-Te gustaría saberlo, está claro, por eso no me andaré con rodeos- se giró para mirar por la ventana y continuó con una voz más potente-. Nuestra organización tiene un objetivo, por el cual fue creada y sacada adelante. Cada persona en este edificio tiene su labor y, muchacho, ha llegado tu momento. Desde que llegaste te has estado preparando y ya está todo listo. Debes encontrar a la última integrante del Círculo y traerla para que comience su formación y nos ayude a encontrar lo que, según el libro, nos dará la solución.

-¿Y cuál es el problema, señor? Si está todo listo, ¿no debo salir lo antes posible?

-Deberías, es correcto, pero ellos la han encontrado también. Se llama Nicolette Monteletti y es española. Debes encontrarla antes que ellos y traerla aquí, cueste lo que cueste. Me da igual lo que hagas y cómo lo hagas, pero, por su bien y el de todo el mundo, debe estar aquí antes de el próximo sábado.

-¡Pero, señor, eso es dentro de tres días!

-Veo que empiezas a comprender. Mire, Lex, de los cinco que ya tenemos, usted es el que más tiempo lleva aquí, sabe por lo que luchamos y contra quién lo hacemos, debería entender la razón por la cual es tan urgente. Además del hecho de que la señorita Luhrmann, a la que le tocaba esta vez, se encuentra guardando cama en la enfermería.

-Sí, señor, lo comprendo, pero...

El Supremo formó una amplia sonrisa y dio una enérgica palmada.

-¡Entonces tienes mucho qué hacer!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 09, 2013 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Los cinco guardianesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora