1. Inglaterra x Nyo! Estados Unidos, Arthur x Amelie

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Arthur levantó su mirada para dirigirla hacia ella. Los ronquidos que lanzaba Amelie terminaron distrayéndolo y decidió finalmente apagar la televisión; al parecer a la estadounidense no le gustaban las películas románticas si no tenían comedia. Arthur suspiró resignado y dejó caer la vista, algo decepcionado, al suelo. Luego llevó sus manos a la cara y se apoyó en el respaldo del sofá, ladeando la cabeza hacia atrás.

El británico creía que por fin iba a dar resultado lo que estaba haciendo, creía que había preparado un ambiente lo suficientemente adecuado como para... bueno, como para declararse.

Observó a Amelie en silencio, inspeccionando cuanto detalle encontrara su mirada. No podía adivinar lo que ella estaba soñando, pues a simple vista solo se lograba ver que estaba durmiendo tranquilamente, sin que saliera a la luz algún signo que delatara sus pensamientos. La joven tenía el rubio cabello desordenado, enredado con los flecos del cojín. Algo de saliva se escapaba de la comisura de sus labios, tal como cuando era pequeña. En algún momento que Arthur no logró percatar, Amelie dejó de roncar. Se podría pensar que era el sonido de la televisión lo que la motivaba a hacer esta acción, y como ya estaba apagada, no había problema.

Arthur no se molestó en seguirla viendo. Con todo el cuidado del mundo se puso en pie, causando solo un leve sonido y movimiento en el sofá. Pasara lo que pasara, él siempre terminaba cediendo y postergando su declaración, una vez llegado a su casa se auto-ponía excusas para no sentirse triste.

'Tal vez no era la ocasión perfecta, debes tener más paciencia, Arthur'.

Pero poco a poco iba perdiendo la esperanza y en su cabeza solo estaba la idea de que ella lo apreciaba como un amigo y nada más que eso.

Caminó con cautela hasta alcanzar el bolso que había traído, con los chocolates y las películas románticas. Lo colgó al hombro y se movió en puntillas hasta llegar a la puerta. Se giró una última vez para verla, pero se sorprendió al ver que... que lo estaba mirando con un ojo entreabierto y rostro adormilado.

-¿Adónde vas, Arthur? –bostezó-. Dijiste que te quedarías toda la tarde.

-Amelie, estabas durmiendo.

Ella calló y lo miró en silencio. Sonrió, se enderezó en el sofá y se restregó los ojos.

-Y yo que quería decirte algo más tarde –dijo mientras estiraba las extremidades. Se hizo a un lado y le invitó a sentarse-. Ven, descansa.

Arthur accedió con algo de timidez y Amelie le tomó del brazo y se apoyó en él para volver a dormir. El británico se sintió extrañamente correspondido, pero luego una vocecita en su mente le recordó que solo eran amigos. Pero eso no le importaba mucho si tenía la oportunidad de que ella estuviera a su lado. Solo quedaba esperar hasta más tarde para escuchar lo que Amelie tenía que contarle. Solo quedaba esperar hasta más tarde para declararle a Amelie todo lo que sentía por ella.

Aunque no sabían que lo que iban a decirse era exactamente lo mismo

Pequeñas historias de la Historia [Multiship] [Hetalia - Nyotalia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora