–Al parque de atracciones, ¿Te parece bien?
–La última vez que fui fue con Daemon.
– ¿Eso es que no?
–Eso es que si, pero ni de coña a la casa del terror.
–Tranquila, no iremos.
–Siéntate mientras me cambio.–pasa y cierro la puerta, cuando se sienta en el sofá subo a mi cuarto, me pongo unos vaqueros, una camiseta y las deportivas para ir cómoda, cojo una chaqueta por si acaso refresca por la noche y bajo.
Antes de llegar a la sala puedo ver a Luna rascando la pierna de Jay mientras este intenta apartarla sin hacerle daño, aunque intento aguantar la risa no lo consigo.
–Creo que te odia de verdad.
– ¿No me digas?–cuando se levanta y me mira, sonríe, yo solo le devuelvo la sonrisa– Sigues preciosa–veo a Luna subirse al sofá para llegar a rascar el brazo de Jay, este la aparta con un movimiento rápido–. ¡Ya te vale!
–Mi pobre gatita. –la cojo y le acaricio la cabecita, haciendo que ronronee.
– ¿Por qué me odia? ¿Qué le he hecho?
–No lo sé, ¿Nos vamos?
–Si–dejo a Luna en el suelo y salimos fuera, cuando subimos al coche de Jay y el empieza a conducir, también empieza a hablar–. Oye Ali...
– ¿Qué?
–Se que será repentino pero... ¿Y si vienes a vivir conmigo?
– ¿Ahora?
–No, eso sería tiempo record pero... piénsatelo... ya sabes... después de casarnos es obvio que viviremos juntos y... es mejor si empezamos a vivir juntos desde antes.
–Lo sé.
–Cuando te decidas dímelo y te ayudo a mover las cosas, obviamente si la respuesta es sí.
–Vale.
Llegamos al parque de atracciones y pasamos toda la tarde allí, entre gritos y risas, comemos algodón de azúcar y helado, básicamente, pasamos la tarde como dos críos, sin ninguna preocupación.
–Una última.
–Vale, elige tú, que yo he venido más veces.
–Por eso, elige tú.
–A mi me da igual.
–Venga, Jay, elige.
–No sé, ¿La noria?
–Vale. –le cojo por la muñeca para correr mientras tiro de él, igual que cuando éramos adolescentes.
Llegamos a la noria y subimos, las posibilidades de que nos paren arriba del todo igual que cuando vine con Daemon son mínimas, pero por alguna razón, mala suerte, casualidad o lo que sea, nos paran arriba del todo, me tenso, y Jay lo nota.
– ¿Qué pasa?
–Tengo un poco de vértigo...–noto el brazo de Jay pasar por detrás de mis hombros, haciéndome sentir un poco más segura.
–Tranquila, yo estoy contigo–apoyo mi cabeza en su hombro y este me da un beso en la frente, le cojo la mano para entrelazar nuestros dedos, aun nerviosa–. Todo va a ir bien–asiento, despacio, incapaz de hablar sin que me tiemble la voz–. ¿También te paso la última vez que estuviste aquí?
–Sí, pero pensaba que las posibilidades de que volviese a ser aquí arriba eran mínimas...
–Pero entonces sabes que es seguro.
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Al otro lado de la ley
Bí ẩn / Giật gânAlice Anderson ha vuelto, pero su vida esta vez no será como antes, esta vez está al otro lado de la ley, ha terminado sus estudios en Londres para hacer su sueño realidad: Conseguir ser una buena inspectora intentando que su pasado no se entrometa...