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Para aclarar, este capítulo es de dos años antes.

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En realidad, Luke nunca supo porque esa tarde tuvo el deseo irresistible de ir al parque de su infancia. Era algo extraño considerando que hacía años había dejado de ir, desde que sus hermanos se habían cansado de acompañarlo, considerándose demasiados "maduros" para eso.

A pesar de eso, esa tarde, fue caminando al parque con paso lento y mirando vagamente las nubes oscuras del cielo preguntándose qué carajos estaba pasando.

Llegó al parque y se sentó en uno de los viejos columpios viendo todo a su alrededor y sopesando cuanto había cambiado desde la última vez que había estado ahí. Para empezar, la pintura de los juegos se estaba descarando y éstos parecían ya viejos y oxidados. Luke recordaba que cuando él iba, el lugar siempre estaba lleno, desde niños gritones a padres con migrañas hasta a los típicos puestos donde vendían todo tipo de comida chatarra que acababa haciendo daño a los más pequeños. En cambio el lugar ahora estaba vacío y el rubio sospechaba que era algo usual.

Estaba pensando si ya irse, cuando vio a un chico de cabello azul que caminaba con la vista baja y se sentaba debajo de un árbol. Intrigado vio como el chico acercaba sus rodillas hacía su pecho y apoyaba su barbilla.

Y ante la alarmada mirada de Luke, el chico empezó a llorar.

Pero no de una forma tranquila y dulce como en las películas. Su pecho subía y bajaba al ritmo de sus lágrimas que caían sobre sus mejillas y sus rodillas para luego deslizarse por sus piernas hasta caer al suelo. Sollozos incontrolables salían de sus labios y el rubio no pudo evitar sentir pena.

Casi sin darse cuenta, caminó hacia él y se arrodilló enfrente.

—Oye, ¿estás bien? —preguntó mientras colocaba una mano arriba de una de las rodillas del otro.

El chico levantó la mirada aturdida y en el momento en que sus ojos se encontraron, ambos sintieron un extraño sobresalto que nunca antes habían sentido.

El pequeño era lindo, pensó Luke. Tenía el cabello azul despeinado y unos enormes ojos verdes llenos de lágrimas al igual que sus mejillas rosadas. Al rubio no le gustó esto último.

—No pasa nada... —tartamudeó el extraño—. Estoy bien.

— ¿Seguro? No pareces estar muy bien —Luke lo miró dudoso.

—Tienes razón, no estoy nada bien —y el chico volvió a estallar en llanto.

—Shh, está bien, llora —antes de estar consciente de algo, Luke abrazó al chico y sorpresivamente él le correspondió—. Por cierto, soy Luke.

—Yo Michael.

—Lindo nombre —el rubio le acarició una mejilla—. Tan lindo como tú. Y ahora, ¿Por qué no me dices por qué llorabas?

Y ese fue el inicio de todo.

Sadness and Happiness/ MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora