Oh no.

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Yixing era un pequeño corderito caminando por la solitaria calle camino al instituto. Solo quedaban diez minutos para las doce de la tarde y se suponía que tenía que esperar a Joonmyeon para ir a las galerías juntos. 

O eso le dijo el día jueves. Sábado ya estaba presente y camina por el hall del instituto vacío, apenas unos niños de otras escuelas e institutos caminando y mirándole raro. Está seguro que su ropa no está estropeada y no tiene nada mal acomodado. Camina por entre el hall hasta salir a uno de los patios de la edificación y ve la puerta del gimnasio abierta con los encargados de vender y verificar entradas. Quiere entrar, pues solo quedan siete minutos para que comiencen la seguidilla de partidos entre su instituto y la escuela visitante- solo sabe que el equipo contrario, el enemigo, es de China. Lo que vendría a ser muy malo pues solo era un chino estudiante en un instituto de Corea y oh no. 

Mientras espera a la vista y paciencia de los padres de los estudiantes, con la entrada en mano, escucha un poco de música. Fácilmente, el resto de los minutos se pasan volando y lo nota cuando Seattle de Sam Kim termina y el sonido del contador de puntos se expande hasta donde está, fuera del gimnasio. 

No hay señales de Suho y se lamenta un poco. Ingresa mostrando la entrada y rápidamente se encuentra con la galería entera con los padres, familiares y otros jugadores del equipo contrario. Para mala suerte suya, los asistentes del lado local eran demasiado pocos y no eran conocidos suyos. Subió bajó la atenta mirada del público del equipo visitante, sentándose en la tercera escalera, justo donde estaba el sistema de sonido. Se quedó quieto mirando a los jugadores cambiados de ropa y los profesores y/o entrenadores conversando con las chicas de la mesa de puntaje. 

Todo bien: Joonmyeon dijo que vendría con su hermano menor así que probablemente están atrasados en el tráfico. 

Y para más mala suerte suya, el primer partido entre los menores del instituto y los menores de la escuela visitante, ya estaba por comenzar. Se quedó quieto como una estatua, casi sin respirar mirando a los niños pasarse la pelota; casi quiere reír cuando uno de los jugadores calló graciosamente pero guardó silencio cuando los padres -más bien, todo el público de la escuela visitante- empezaron con sus insultos al arbitro. Todo bien.

Es cuando están en entretiempo donde Yixing, sorprendido y con las tripas revolviéndose en su interior ve entrar al hermano menor de Joonmyeon, Jisoo, al gimnasio, viendo a su alrededor y yendo hasta la galería contraria. Frente a él, en los últimos escalones. Al parecer no lo vio a él así que se quedó quietito como estaba desde hace unos veinte minutos. Estaba perdiéndose todo el juego al estar mirando la entrada del gimnasio, esperando a que Joonmyeon entrase y le saludase pero han pasado quince minutos, ocho puntos para su equipo y el mejor amigo suyo no aparece. 

Lo ha dejado plantado. No sabe que hacer así que Yixing recurre a los movimientos de emergencia.

Se levantó en su lugar, a vista de todo un gimnasio y agitó sus manos, esperando a que Jisoo lo viese y, por suerte esta vez, el pelinegro le mira y boquea como pez fuera del agua al comprobar que sí, es el mejor amigo de su hermano. El chico baja escalones y pasa por las orillas de la cancha, atento a cualquier intento de pelotazo contra él y llega hasta Yixing, jadeando y sonriéndole en forma de disculpas. —Hyung, lo lamento, no te vi.

—No pasa nada... ¿no vino Joonmyeon contigo?

Jisoo jadea a punto de soltar una carcajada. Yixing traga nervioso. 

—Ese idiota no vino porque no se lo permitieron, ah~ a veces quisiera que mejorara sus notas pero ya ves como es la situación.

Debió suponerlo; estaba en régimen el coreano luego de la entrega de calificaciones de inicio de semana. Estaba solo en esta guerra, al parecer. 

HORMONES | KrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora