1.- Cosas de niños.

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Estaba sentado en las escaleras mirando a través de la valla el patio lleno de estudiantes. La brisa mueve su cabello, el frío toca su cuello y el pecho. Aspira y luego exhala, casi como un suspiro forzado

Odia admitirlo pero necesita algo.

¿Presencia de su madre? No, no lo cree. Esta en una situación de orgullo con ella y al parecer, su madre no dará paso atrás dado que se encuentre en otro continente muy alejado de él. Ah, y también por que es "independiente", o algo así por el estilo. Cosas de adultos.

Hay una pequeña angustia jugando con sus intestinos. La tarea, estudio, expectativas, ambición, sueños. La guerra que tiene con todos los de su salón, por suerte tiene algunos a su bando pero aun así, necesita que esto acabe.

Tiene cosas que pensar, y cosas por hacer. Pero ¿Como?

Esta sentado haciendo nada como siempre, admirando a la gente ordinaria desperdiciando su vida en burdas tentaciones y buscando la aprobación de niños que ni les va a recordar, todos unos ignorantes.

Todos unos niño y después esta el.

Suspira, pasa los dedos entre su cabello peinándolo hacia atrás. Hubo un grupo pequeño de chicos caminando cerca de él subiendo las escaleras, pero ignoraron su presencia. Que suerte.

Regresa su mirada a la nada a través de la valla. Y piensa, como siempre. Planifica cada cosa que quiere hacer, imagina cómo sería en varias situaciones. Como comportarse en todo suceso posible en su vida inestable.

¿Esto se llama adolescencia?

¡Que horror!

Las ganas de no hacer nada son fuertes, lastimosamente eso es lo único que hace y a hecho alrededor de toda su vida estúpida e insignificante. ¿Cual es la diferencia ahora?

La culpa, el sentimiento de deber lo ahoga, el sentimiento de la promesa. El es un puto noble con boca y lengua de crítico, bastardo, carente de imagen colorida y basta en ese sentido, fatalista a más no poder, y si se puede agregar, dramático.

¡Por todos los dioses, debería ser un actor!

Cuanto mucho ser un actor porno, puede que muera en poco tiempo en el negocio de la prostitución. Ya saben, Desgaste virginal y de semen. Sus testículos quedarán vacíos antes de tiempo sin más.

Ñeh, ni que tuviera las ganas de tener hijos. Lo ve demasiado lejano, lo ve para gente preparada para el sacrificio obligado. Cosa que él no puede por que es un cobarde.

El timbre suena anunciando el fin del descanso y el inicio de clases para bachillerato. No tardo mucho en que la gentuza subiera la escalera como tal rebaño de engendros criados de diversas maneras.

Se levanta de la escalera y camina en sentido contrario de la gente, baja las escaleras a empujones. Al llegar a planta se esconde en la pequeña habitación de enfermería, y espera que pase el tiempo acordado en la camilla.

Sus manos se encontraba de almohada bajo su cabeza, miraba el techo blanco opacada por los años y la falta de luz. La enfermera no se encuentra y de seguro que tardará mucho en regresar.

Es bueno tener una copia de las llaves del conserje.

Piensa Anís, piensa. Ya no eres un niño, ya es hora de que madures y hagas tus deberes. Ya es hora de que inicies los primeros aleteos de tu pollito interior, coño. Ya no eres un puto niño que hace lo que le de la gana y se escapa de clases escondiéndose en lo más recóndito de la escuela.

Y por una mierda, esto ya tiene tiempo. Desde el 1 año de bachillerato estaba este pensamiento, aunque claro. Ahora es más fuerte el pensamiento de morir en la calle, de ser una decepción familiar, para su mejor amigo y amigas. Para su mama, para su aparente padrastro y padre biológico.

Anís tiene un mundo adentro. Tiene ambiciones, sueños, metas y todo lo que tendría un niño. Desgraciadamente el pensamiento inculcado no por palabras sino con acciones, el de madurar. Hacer los deberes, estudiar para sí mismo y salir adelante.

Basta.

Se siente cansado y apenas está comenzando, que desdicha. Odia vivir en el mundo real. El problema es que es noble, tan noble que ama a su madre, sus hermanos. Su abuela.

La vergüenza es más, la decepción es más, el rechazo es más que sus sueños. Y eso, está matando de nuevo la poca motivación que dio con gusto su querida abuela.

Rozar al melancolía ya es costumbre, también de caer una y otra vez con el mismo árbol. Ser una carga innecesaria para su mamá.

Las ganas de llorar son fuertes. Coloca su ante brazo a nivel de sus ojos, y llora en silencio. Sus pensamientos son desesperantes, patéticos con poco fundamentos y con muchos temores viejos.

Pensamiento fatalista, se pondría catalogar. O podría ser, pensamiento infantil. Al reconocer esto. Anís pudo diferenciar de ser maduro o un niño.

Al final descubrió que el no es ninguno de los dos bandos.

-"Bienvenidos a mi mundo"-

El chico de la mascara rota y el conejo del teatro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora