Esos ojitos color esmeralda en esa carita de niña inocente con esa preciosas piel nívea dueña de mi total atención; tan pequeña y tan frágil.
Con cuerpo infantil, tus ojos dueños de mis sueños en cada anochecer y esa boquita dueña de mis latidos acelerados cuando te tengo en mis brazos.