Same Old War

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Ser el mejor basquetbolista es el sueño de un chico de preparatoria. En constantes entrenamientos es en lo que se basa día a día, a pesar de haber superado varios obstáculos su valentía se acobardaba al regresar a casa, su familia nunca estaba y las veces en que se reunían peleaban por cualquier cosa sin importancia.

Su vida cotidiana se iba en el baloncesto y su trabajo como modelo, pasaba tiempo fuera de casa más de lo normal solo para no tener que escuchar los problemas y discusiones. Estaba harto de los mismos líos los cuales no le incluían y aún así tenía que estar presente.

Lidiar con cierta persona que obstruía su paso no le era tan fácil, debe de esforzarse si en realidad quiere vencer a Aomine Daiki. Por mucho tiempo ha tratado, e incluso ahora insiste con sobrepasar al as de la Generación de los Milagros a quien se le considera de los mejores en el baloncesto.

Ocuparse de sus contratiempos es tan devastador que frecuentemente ha considerado el rendirse, ama a su familia a mas no poder y el no ser capaz de hacer algo por ellos es realmente frustrante, todas las noches al regresar a casa su mente ya estaba preparada para los nuevos o incluso viejos problemas saliendo de la boca se sus padres.

He estado peleando esta misma guerra contra una enfermedad sin cura. Estuve aguantando por mucho tiempo. Estuve pidiéndole a una estrella, mientras mi universo se hacía pedazos. Me siento tan lejos del cielo mientras mis sueños se están yendo.

Abrió la puerta con los nervios explorando cada parte de su cuerpo, echó un vistazo a la cocina, su madre se ocupaba en contestar una llamada, espero cinco minutos a que terminara pero para su mala suerte ella nunca dejó el celular a un lado. Al parecer esa plática nunca terminaría.

Sin decir ni una sola palabra subió las escaleras, antes de entrar a su habitación pegó su espalda contra la puerta. Pensó varias veces en bajar de nuevo y aguardar para entablar una conversación con su madre acerca de su padre sobre los ciertos problemas que tenían. No tiene la certeza de saber si le escucharía o no, podría intentarlo una vez.

-¡¿Qué dices?! ¿No vas a regresar el día acordado? ¡Bien! ¡Haz lo que quieras!, no me interesa-. Gritaba su mamá mientras aún seguía al teléfono.

-Tch...-.

Tan pronto como su lengua dio un chasquido entró a su habitación. No quería saber nada de lo que acontecía fuera de esas cuatro paredes.

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Sin la motivación emigrando a cada milímetro de él fue a su práctica después de la escuela. Carecía de energía para siquiera tomar un balón en sus manos.

-Kise, ¿Estás bien?-.

-Si-.

Contestó algo contrario a como verdaderamente se sentía, salió de su entrenamiento, paseando por las calles con una mirada perdida...

-"Casa"-. Dijo apenas se percató que sus pies ya no avanzaron.

Estar lo más posible alejado de las personas era lo que en estos momentos le ayudaría bastante. Fue a la orilla de un río donde las pequeñas olas que se formaban apaciguaban su intranquilidad.

Mirando su reflejo en el agua sonrió, pero ¿A quien quería engañar? El agua no le mostró la sonrisa que había creído hacer, tristeza, lágrimas, sollozos estaban en su rostro. Es imposible que ya no tuviera ni el carisma para sonreír como solía hacerlo. Esos decaídos labios necesitaban de alguien para volver a formar ese lindo gesto sacando a relucir el brillo de esos dorados ojos.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2017 ⏰

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