Introducción

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Dolor. Aquel que me dejaron tus palabras en aquellas noches de mayo donde no dormi. Las horas jugaban conmigo a poder olvidarte, a poder abrir mi mente a otros labios que contrarios a los tuyos me besasen sin querer. Me besasen fríos como la escarcha o más aun que me besasen presos de una falsedad de alguien que me decía te quiero. Hacía dos días que paseaba por el parque a plena luz del día esperando a que las fiestas llegaran. Era viernes, día donde el estrés y el estudio recorrían juntos un pasillo llamado soledad. Había quedado con mis amigos, para que las gotas de algún licor barato pudieran olvidar mi vida. Fue así. Tras la segunda copa vi como mi aliento sabía a alcohol y mi vista lo recalcaba. La borrachera me hacía tambalear de lado a lado mientras reía como un niño infeliz. Después de un rato allí en la fiesta, vinieron unos amigos que no eran con los que había llegado y me dijeron de ir con ellos, y yo como estúpida les seguí. Cuando compraron de nuevo mas licores yo bebí mas y más y es cuando te encontre, cuando encontré a mi alma gemela a mi media naranja que, se pondría pocha en un par de días. Te llamé la atención pero en esa forma en la que estaba, presa de aquella droga legal no me entraste. No me acordaba de ti y tu me hablaste por teléfono invitado por unas amigas tuyas. Dijiste que si me hubieras visto otra vez lo harías. Que te lanzarías a mis labios como nunca se lo hubieras hecho a nadie.
Tus palabras en mi se clavaban. Parecías un poeta siempre con poesías y yo te quería y te quería. Mal a mi pesar te creí cuando me dijiste que me amabas que no podías vivir sin mi y que nunca me dejarías. Qué ironía del destino que me diera cuenta que tus palabras solo duraran dos días. Que gracioso pensaras. Pues de gracioso nada. Yo ya contaba con vivir contigo con repartirnos amor, pasión, dulzura, cariño, libertad, pero nada tu pensabas en otras. Me llego información de mi gran ángel guardián mi protectora mi compañera de que habías estado con algunas bajo efectos de la luna y no del alcohol. Y no unas noches después ni mucho menos, sino la noche misma a estar conmigo. Y que tonta pensaras, si infiel amigo pero tíos como tu a mi no se acercan, y dirás por qué, porque bellos y príncipes ya no existen, o si existen pero se meten en sus castillos huyendo de dragones que por allí pasasen. Pues nada lección aprendida, si piensas que es de tus labios el carmín, te los dejara mas secos de como los tenías.

 Pues nada lección aprendida, si piensas que es de tus labios el carmín, te los dejara mas secos de como los tenías

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