Cuatro Paredes

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-Señorita, señorita Wilde, por favor ... tome asiento, necesito hacerle unas cuantas preguntas.
-¿preguntas? ¡Usted solo me está juzgando! Usted... ¿Usted qué hubiera hecho si hubiera estado en mi lugar? De seguro ya habría muerto.
-Señorita Wil...
-Crisel- la interrumpe.
-da un leve suspiro- Crisel, para eso está aquí, para entenderla y entender lo que sucedió ese día.
-¿Entender que? ¿Qué yo no lo mate? ¡Llevo explicándolo por horas y nadie me cree!
-Por favor señ... Crisel... Yo no estoy diciendo que usted lo mato, solo... ¿Qué hacía en ese callejón a las 2:09 de la madrugada?
-Ahí vamos...
-Solo responda la pregunta y esto terminara más pronto Crisel.
-Yo...yo no recuerdo... Desperté en el callejón y ¡nada más! No recuerdo cómo llegué ahí o, porque llevaba puesta esa ropa o, incluso que hacía un cadaver a lado mío.
-Esta bien, tranquila, solo una pregunta más, ¿recuerda a qué hora salió de su casa y por qué?
-No, ¡no! ¡Ya les dije que no recuerdo nada! -cae en llanto-
-Señorita no, no llore... Creo que fue todo por hoy.
-¿A dónde va? ¡Nooo! Por favor no me deje aquí... ¡No cierre la puerta! Por... ¡Otra vez no! ¡Alguien! ¡Sáqueme de aquí! -empieza a sollozar en llanto-

Crisel Wildes, Atrapada entre lobos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora