"Que calor hace hoy, pondré el aire acondicionado y me tomaré un granizado de fresa." Bajé el aire acondicionado y me acerqué al congelador para coger el granizado, me dirigí hacia el comedor cuando me di cuenta de que no había cogido una cuchara para comerlo, así que lo dejé encima de la mesa y voy a la cocina a buscarla. Al volver me encuentro una criatura roja y bajita mirando los peces del salón. Doy un chillido y la criatura se gira, tiene los ojos grandes y saltones, con unas pequeñas protuberancias en la cabeza. Alarmada le digo:
-¿¡Quién eres!? ¿¡Cómo has entrado en mi casa!?
La criatura se acerca sonriendo con su boca grande y llena de dientes sucios.
-¡No te acerques a mí! ¡Quieto! ¡En mis manos tengo una cu-..!.- miro la cuchara que hay en mis manos, y cambio la amenaza- Como te acerques te voy a pegar una paliza que te va a dejar muerto.
La criatura dejó ir una carcajada que hace que se me hiele la sangre
-¿De que te ríes si se puede saber?
La criatura se acercó un poco más a mí, le paso un par de cabezas. La criatura habla por fin:
-¿Qué ya no te acuerdas de mí? -Al ver que seguía sin inmutarme la criatura prosiguió- Vaya... pensaba que te sorprenderías más de verme, no sabía que cada día hacías pactos con el diablo.
Abrí la boca de par en par y aguantando una carcajada dije:
-Tu no eres el diablo, para empezar no existe.
-Así pues, ¿cómo dices que tu hermana se salvó del cáncer? Leucemia, ¿no? Tenías una habitación muy bonita, de un color lila lavanda con unas mariposas blancas que salían de la cabecera de la cama, me encantó tu pijamita rosado y tus coletitas, muy mona para llamarme... -estaba atónita, lo estaba describiendo todo al detalle.
-Pero tu eras muy alto y fuerte y...
El diablo se ofendió:
-Sigo siendo muy alto, es que tú has crecido mucho. Y soy muy fuerte - se miró el antebrazo en el cristal de la pecera. Dejé escapar un suspiró y fui a coger el granizado. - ¿Sigues sin creértelo?
-No. -Dije muy seriamente.
-Muy bien,-el diablo se arremangó la camisa invisible- ¿Tienes un gato, perro, oso, elefante...?
-No, solo peces, no dejan entrar animales en este apartamento
El diablo miró a los peces, y disparó un rayo negro. Los peces ahora flotaban en la superficie con la barriga bocarriba. Se me cayó la cuchara.
-Bueno, eso hubiera quedado mejor con tu gato o perro, o con un animal grande y poderoso, como por ejemplo un oso o un puma... así queda un poco pobre, ¿pero pillas por donde voy verdad? - Asentí con la cabeza -
Genial, porque necesito un favor, vamos, que tienes una obligación. -me asusté - Para empezar hazme un chocolate caliente y sube la temperatura, ¡Qué frío!.
Puse la calefacción y preparé el chocolate caliente. Me caían gotas de sudor por todo el rostro. Le llevé el chocolate hirviendo.
-Genial, ahora que ya tengo mi chocolate hablemos,-se acomodó en una silla- Tranquila, toma asiento, como si estuvieras en tu casa -obedecí- Buena chica. Puedes tomarte una galletita. -el diablo sacó el contrato- ¿Sheila, te acuerdas del contrato que firmaste cuando eras niña? -Asentí de nuevo- Pues ya ha llegado la hora en que cumplas tu parte. Mata a tus padres.
-¿¡QUÉ!?- dije atónita levantándome de la mesa.
-Bueno ese era el trato. -le arranqué el contrato de sus manos y lo empece a leer por primera vez- Yo salvaba a tu hermana y tú matabas a tus padres, así ellos se convierten en almas en pena y a la hora de tu muerte te vas al infierno por ser mala hija, y así tengo tres almas al precio de una. Soy el diablo, no voy a ser malo en leyes...
Busqué algún agujero legal y me doy cuenta de que hay algo escrito con una letra muy pequeña al fondo, me levanta y voy a buscar una lupa. En la letra pequeña se puede leer "si la parte firmante del contrato hace un total de diez buenas obras de caridad en menos de 10 minutos, el contrato quedará anulado. Pero si no lo consigue, la parte firmante, habrá de sumar un alma más al diablo a las almas ya acordadas anteriormente. Todas las buenas acciones deben estar supervisadas por un ángel."
Miré al diablo, y le leí el párrafo.
-Si claro que lo puedes intentar, pero al largo de todas las decadas no he visto a nadie que lo haya logrado, y te sorprendería saber la cantidad de gente que ha hecho tratos conmigo.
-Lo voy a hacer, -dije decidida- y romperás el contrato.
-Como quieras, -sacó un reloj de arena y un ángel apareció de repente a su lado, era muy guapo pero no había tiempo para eso ahora. - el tiempo empieza... -giró el reloj- Ya.
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El contrato del diablo
Short StorySiempre me habían advertido que nunca se deben hacer pactos con el diablo, pero cuando Dios no te escucha, esa es tu única solución.