Capitulo 46

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Narra Luke

Estaba muy nervioso. No solía sentir este tipo de cosas, y no me extrañaba, porque era realmente molesto.

Iba y venía dando pasos por la habitación, pensando en lo que sucedería esta misma mañana. Debería poner rumbo hacia allá, pero mis pies simplemente se pegaban al suelo de la habitación. Me había quedado pensando desde que Nathan me dio las lúgubres noticias, sin verme capaz de presentarme ante Kat con nada más que pesimismos e intentos por hacerme el héroe. Yo moriría y salvaría a su hermano, y no había nada heroico en eso. Era estúpido, idiota e inútil. Debería haberme enfrentado a ellos antes. Para toda maldición había una profecía. Había un héroe que tenía que morir por todos. Sería un traidor para ellos, pero no para mí mismo.

A pesar de mis planes, no debía olvidarla a ella, y cabía la posibilidad de que lo supiera. Apostaba a que eso les encantaría. Que yo me ofreciera en bandeja para morir, y que Kat tuviera que presenciarlo. Era muy probable que hubieran planeado todo eso, y no me quedaba entonces otra opción que ir a hablar con ella para convencerla de que su hermano viviría. Pero... después de haberme unido a ella... decirle que no volvería a verme nunca más y que tendría que dejarme marchar era de ser un egoísta. Nunca se lo permitiría si nuestros papeles estuviesen intercambiados, y no era justo exigirle lo mismo a ella. Había demostrado muchas veces lo valiente que era, incluso me atrevería a decir que más que yo.

Por lo que, ¿a quién estaba intentando engañar? Ya no era que no iba a ser capaz de convencerla, sino que ni yo mismo quería hacerlo. ¿Cómo insinuaría siquiera que no moviera un solo dedo por su hermano mientras que uno de ellos se encargaba de vengarlos a ambos por su sufrimiento? Puede que me quisiera, pero no se fiaba de mí completamente. Y era normal.

¿Y qué haría? ¿Simplemente dejarla ir? ¿Y si no volvía? Si ella no lo hacía, yo tampoco, eso estaba claro. Pero si tenía que verla morir... dudaba que pudiera conservar la cordura. No quería hacer algo que pudiera llamar la atención, como matarlos a todos o quemar la casa. Hasta los humanos lo notarían. Pero al fin y al cabo, por mucho que la quisiera, era su vida. Y no todo tenía por qué salir mal.

Sacudí la cabeza. Lo mejor sería estar con ella, y afrontar esto juntos. Al menos nos apoyaríamos mutuamente, y al contrario de lo que muchos podrían pensar, eso era algo muy poderoso.

Sabía lo preocupada que estaba por mí, pues no me había visto ni tenido noticias mías después de que consolidáramos nuestra relación, si se la podía llamar así, pero no había tenido claro qué decirle, y si me veía inseguro ella adoptaría mi posición.

Y ahora lo único que le iba a decir era que fuera fuerte y que no tuviera miedo. ¿Le serviría eso de algo?

Respiré hondo, apoyando mis manos en mis rodillas y pensando en ella. Pensando en el momento en que la tenía sobre mí y la estaba acariciando. Cuando ella sonrió y se acomodó sobre mi cuerpo, sin rastro de esa vergüenza que tenía a veces. Era de las veces que más preciosa la había visto. Ahí fue cuando me di cuenta de que iba a hacer lo correcto. Nadie podría afrontar esto solo, y ellos se habían equivocado al asumir que el uno para el otro era nuestra debilidad, cuando era nuestro punto fuerte.

Asentí, animándome a mí mismo y dirigiéndome hacia la ventana. Sería la última vez, ocurriera lo que ocurriese, que pisaba esta casa.

Apoyé las manos contra el cristal, bajándolas lentamente para coger el borde de madera y subirla. Vi mis huellas reflejadas antes de hacer fuerza para abrirla, pero me sorprendió no poder hacerlo. No sabía hasta qué punto había perdido fuerzas estando tumbado, pero esto era preocupante. No obstante, fue cuando lo intenté de verdad con todas mis fuerzas que me di cuenta de que algo pasaba.

No confies en los fantasmas || Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora