Capítulo 1: Dolor

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Dolor.

Tanto dolor que no creía posible estar vivo todavía, como si todo su ser estuviera en llamas; cada célula de su cuerpo gritando en agonía.

Recordaba vagamente la sensación de caer, pero todo lo demás estaba en blanco. Quizá siempre fue así, sufriendo en el medio de la nada. Se sentía así. Trató de ignorar todo ese dolor y concentrar sus pensamientos en recordar. Recordar cómo llegó ahí. O quién era. ¿Al menos tenía un nombre?
Marx.

Por supuesto.

Gruñó y abrió sus ojos, tratando desesperadamente de ver que era lo que sucedía. No había más nada excepto oscuridad a su alrededor. También se dio cuenta que aparentemente estaba flotando.

"¿Estoy muerto?" Se preguntó en voz alta. Parecía que la oscuridad a su alrededor fluía como agua. Incluso lucía viva, un pensamiento bastante incómodo. Marx cerró sus ojos, saliendo de su conciencia. Algunas memorias llegaron a su mente, pero nada de mucho uso.

Recordó gritos, sus propios gritos. Y caer, caer por el espacio por lo que pareció una eternidad hasta que... ¿Un ojo? Gigantesco y aburrido viéndolo fijamente con un amor frígido. Solo pensar en eso lo hacía temblar.

Abrió sus ojos nuevamente luego de lo que parecieron días, sólo para caer en una mezcla de horror y sorpresa. En vez de vacía oscuridad que esperaba, ahora habían una multitud de ojos mirándolo de forma fija. Trató de tirarse a un lado, esperando a huir o que no le hicieran algo de alguna forma. Uno de los ojos se movió hacia un lado, flotando muy fácil en el vacío.

"¡No hagas eso!" Dijo, sonando mucho más amigable de lo que esperaba "¡Dañarás los vendajes!" Marx se congeló. Notando que efectivamente estaba cubierto de vendas. Dejó salir una pequeña risita, tratando de no entrar en pánico mientras la pequeña bola se acercaba a su rostro y lo veía con una inmensa curiosidad. Era una criatura redonda y negra, con un solo ojo sobre sí. Su voluptuoso cuerpo tenía unas cosillas que parecían pétalos, eran del mismo color de su ojo.

"Así queee ¿Te sientes mejor o qué?" Dijo finalmente.

"Supongo." Dijo Marx "Pero no recuerdo mucho."

"Oh, bueno..." El ojo zigzagueo por ahí perdido en sus propios pensamientos luego de regresar frente a Marx.

"Esto puede ser malo." Dijo nervioso "Verás, nuestro amo está muy interesado en esa cosa brillante que tenías puesta cuando te encontramos; se enojará mucho si no le dices nada sobre ello."

"¿Cosa brillante?" Preguntó Marx.

"¡Un collar!" Dijo un ojo púrpura, quien aparentemente había aparecido de la nada arriba del amarillo. Marx pensó en ello pero su mente siguió en silencio. No tenía idea de donde pudo haber conseguido un collar.

"¿Qué son ustedes, de todas formas?" Preguntó Marx.

"¡Somos los Dark Matter!" Dijo el purpura, saltando de arriba a abajo en su contraparte amarilla.

"Bueno, soy Marx... Eso creo."
"¡Qué emoción!" Dijo el Dark Matter morado mientras seguía saltando sobre el ya enojado amarillo "¡Nunca habíamos tenido una visita!"

"Y no es como si nuestro amo quisiera visitas." Agregó el amarillo secamente "Hablando de eso, deberíamos buscarlo." Los dos flotaron lejos antes de que Marx pudiera decir algo, y junto a los demás Dark Matter, literalmente desaparecieron de allí.

Marx esperó ansiosamente en el silencio, no seguro del todo de querer conocer a lo que sea que aquellas criaturas llamaran su amo, pero sabiendo que no tenía mas opción por ahora. La oscuridad comenzó a moverse de nuevo, formando un humo rojo y girando violentamente. Del tumulto salió una criatura larga y redonda con un par de alas segmentadas a cada lado y una aureola en su parte superior. Su rostro tenía una gran sonrisa bajo un par de ojos negros. Estaba cubierto de un pelaje corto y blanco y raramente tenía un poco de sangre seca en el área de su boca. Se quedó mortalmente quieto.

"¿H-Hola?" Dijo Marx, su voz sonando apenas como un quejido. La boca de la criatura se abrió de golpe y la ilusión de un rostro sonriente fue reemplazado por un gigantesco ojo rojo. Marx se mordió la lengua para reprimir un grito. Esto no lucía como alguien que quisiera en su lista de amigos. Esto solo observó al bufón con desdén, no con hostilidad pero tampoco con amabilidad. Solo lo hacía.

"Estás despierto." Se quedó inmóvil. Sonaba masculino, aunque Marx no estaba seguro si eso pudiera tener un género. Al menos parecía que no quería matarlo...

Aún

"Identificate." Dijo la esfera blanca.

"¡Soy Marx!" Le respondió, trataba de sonar lo más feliz que podía. Y no es porque pensara que a ésta cosa le importara como se sintiera, era la forma en que él lidiaba con situaciones de estrés. Solo fingir que todo está bien y probablemente así será.

"Marx..." Repitió, sonando casi como si pusiera su nombre como un complejo enigma.

"¿Quién eres tú?" Preguntó Marx.

"Soy la ausencia de luz flotando en la inmensa vacuidad del espacio, no soy nada. Yo soy Zero."

Había una implacable tristeza en su voz, Marx estuvo tentado a hacer un inteligente comentario acerca de su extraña introducción pero decidió que sería mejor no ofenderlo. No estaba en posición de poder escapar de él. Así que solo se quedó esperando optimista a que éste continuara.

"Requiero información de ti." Dijo Zero. Un Dark Matter de ojo verde apareció a su lado cargando un collar dorado. Sé movió levemente, irradiando poder y locura. Lucía vagamente familiar a Marx, pero no podía ubicar de dónde.

"¿Donde lo conseguiste?" Preguntó Zero. Marx buscó en su mente lo mejor que pudo. Lo último que recordó fue estar en Popstar, molestando y odiando a todas esas personas que lo tomaban por loco. Eso es lo que aparentemente todo el que conocía pensaba. Frunció el ceño ante todas esas memorias que tenía y las puso a un lado, regresando su atención a la mirada retadora de Zero.

"Realmente no lo sé." Dijo Marx "Pero creo que tiene algo que ver con el planeta Popstar. ¿Sabes algo de él?"

"Sí." Dijo Zero, su ojo viendo a un lado y su voz llenándose de un indiscutible odio "Ese planeta me es familiar." Marx estaba sorprendido por el cambio de tono en su voz. Era la primera vez que conocía a alguien que aparentemente odiaba a ese planeta enfermo y feliz tanto como él. Éste pequeño hecho en común hizo que él bufón cayera un poco más en confianza.

"Suena como que tampoco eres muy fan del planeta."
"Algún día haré a ese planeta y al resto del universo tales como yo." Dijo Zero "Sin luz. Sin amor. Sin felicidad."
"Ni lo digas." Dijo Marx, una gran sonrisa creciendo en su rostro. Esta vez no era una sonrisa forzada, y el miedo en sus ojos fue reemplazado por un brillo sádico.

Eso sonaba divertido.

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