Cero: Viernes

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Como cada viernes por la tarde Yoongi esperaba a su mejor amigo en las puertas de la academia de danza a la que este asistía, con un cigarro de chocolate en la boca y la mirada perdida en algún punto del pavimento. Como cada viernes, Hoseok salia sudado y con una brillante sonrisa adornando su rostro, borrándose al ver el dichoso cigarro en los labios de su hyung. Y como cada viernes, Park Jimin se despedía de Yoongi con un ligero movimiento de cabeza y una sonrisa tímida, provocándole un leve sonrojo al mayor.

Yoongi recuerda exactamente el primer día que vio a Park Jimin salir por aquellas puertas, hablando con quien parecía su mejor amigo y riendo al punto de que sus ojos desaparecieran momentáneamente, recuerda como Jimin le miró fijamente a los ojos cuando se saludaron, como su cuerpo ardía cuando por fin vio una primera sonrisa dedicada a él. Obviamente Yoongi recuerda a la perfección todo de aquel primer día, ya que su rostro y su pecho volvían a arder de esa forma tan extraña ahora que Park Jimin le había vuelto a sonreírle, como cada viernes por la tarde.

— ¡Hyung! — Escuchó murmurar a su mejor amigo, sacándole de aquel profundo trance al cual se adentraba cada vez que veía aquella aperlada sonrisa. Hoseok volvió a llamar su atención quitándole su preciado cigarro de la boca y tirándolo al suelo; era una lástima ya que era uno de los pocos que le quedaban. — ¡Me prometió dejar esa mierda!

— Dije que algún día lo dejaría. — Contestó completamente tranquilo, sacando su cajetilla del bolsillo para encender un nuevo cigarro de chocolate.

— Pero...hyung... — Hizo un leve puchero, inflando las mejillas de forma infantil. Era algo típico de la personalidad de Hoseok. Ambos se conocían desde que eran niños y a pesar de la fría actitud que el mayor parecía poseer, le era imposible negarse a cualquier cosa cuando el menor actuaba de forma tan linda para convencerle.

— Este es el último de hoy, te lo prometo. —Sacó su clipper para encender el cigarrillo, observando como la sonrisa del menor emergía nuevamente en su rostro.

— Bueno, cambiando de tema, adivina quien tiene el numero de Park Jimin.

Por un momento Yoongi sintió su corazón detenerse y su boca secarse. A pesar de que su fascinación por el pequeño Park era algo que ya había descubierto desde hacía ya un largo tiempo, nunca se había atrevido a explicarle a su amigo lo rápido que le late el corazón solo de verle caminar. Suponía que era algo extraño que estuviera enamorado de alguien quien ni tan siquiera conocía, y con el cual lo único que había compartido fueron miradas y sonrisas por parte del hermoso Park.

— Mmmm...¿tú? porque yo no.

Yoongi intentó con todas sus fuerzas sonar desinteresado y ajeno a la situación. Tenía mucha suerte por haber decidido dejar su cabello crecer hasta el punto de tapar la mitad de sus orejas, debido a que justamente sus orejas eran la parte de su cuerpo que más le traicionaba a la hora de querer disimular su sonrojo.

— Exacto, y tú también lo tendrás ahora. —La mirada de Hoseok le comunicaba que aún no se había percatado de que algo pasaba con su amigo cada vez que nombraba a Jimin. O al menos eso parecía.

— ¿Y para que querría yo el numero de Jimin?

— Te conozco mejor nadie, a mi no me puedes engañar Min Yoongi, ya me he dado cuenta que Park te simpatiza. — Nuevamente sintió como su corazón se paralizaba, pero esta vez se sentía diferente, esta vez no podía sentir aquel calor que le inundaba. Maldito sea Hoseok y malditas sean las clases de actuación a las que fue de pequeño.

— ¿Tanto se nota? — Respondió, notando como sus mejillas comenzaban a calentarse y sus orejas quemar.

— Bastante. — Rió admirando la rojez del rostro de su amigo, mientras sacaba el pequeño trozo de papel que Jimin le había entregado. El decir que Park fue en realidad quien le entregó aquel papelito para que se lo entregara a su hyung era un detalle muy importante que a Jung se le había olvidado mencionar. — Toma.

— ¿Pero como le voy a hablar? ¿Que excusa pongo? — El muchacho de tez pálida preguntó con sus nervios a flor de piel.

— Simplemente háblale.

— Hoseok, ¿como coño le voy a hablar como si nada?

— Solo hazlo, estoy seguro de que Jiminnie tiene muchas ganas de platicar contigo. — Murmuró Hoseok alzando los hombros. A pesar de que el menor descubriese que a su adorado hyung le agradaba su compañero, aún seguía sin tener la mínima idea de hasta que punto llegaba ese "agrado". — Lo dejo en tus manos, siempre puedes tirar el papel y no hablarle.

Y así fue el primer intento de nuestro adorado Jung Hoseok para conseguirle un nuevo amigo a su tímido hyung acabó.

Stupid Cupid; ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora