Where are my memories? (Inazuma Eleven) (Goenji x Fubuki)

Recuerdos y emociones fuertes.

A escasos metros nuestra, se encontraba un hombre más alto que yo, sin exagerar por lo menos me sacaba dos cabezas, vestía con un traje de blanco, y su piel era bastante morena, tal y como lo recordaba. Él no había cambiado apenas nada en estos últimos diez años, solo que como era normal había crecido, y se había vuelto un poco más intimidante de lo que recordaba, aún así era un buen amigo mío.

Me alegraba de verle después de tanto tiempo, ¡era el mismo Someoka Ryuugo! Rápidamente éste se acercó a mí, hasta estrecharme entre sus brazos, hasta el punto de elevarme incluso del suelo, sus abrazos eran tan asfixiantes como los de hace ya muchísimos años.

Yo le correspondí al abrazo a pesar de estar casi sin respiración, tal solo hacía falta fijarse para saber lo mucho que nos habíamos echado de menos. Él fue el único valiente, que fue capaz de protegerme en múltiples veces de las golpizas de parte de Dylan, y de sus estúpidos amigos.

Lo conocí gracias a que se unió también al equipo de fútbol, y no tardamos mucho en hacernos amigos, a simple vista puede parecer un chico intimidante, de los típicos matones, que no dudarían ni un solo segundo en golpearte si hacía algo que les llegara a molestar, sin embargo él no era así, solo se metía en peleas si tan solo ellos me atacaban, tal vez fue gracias a su apoyo que pude seguir adelante. Aunque cuando llegó la hora de ir a la universidad, nos tuvimos que separar, y a pesar de que de vez en cuando hablábamos por móvil, perdimos el contacto. Después conocí a Hiroto, y a partir de ahí ya os sabéis la historia.

–Someoka, deja de abrazarme, me estás dejando sin aire–expresé riéndome por tanta energía que desprendía mi viejo amigo.

–Lo siento, la emoción–le pegué un poco la risa, y se separó de mí, para luego mirar a Gouenji y tenderle la mano, él no era para nada maleducado–Soy Someoka Ryuugo, viejo amigo de Fubuki, encantado.

–Igualmente, yo soy Gouenji Shuuya–le estrechó también la mano, a diferencia de que él lo hacía serio, y Someoka mantenía una leve sonrisa. Por lo que he podido comprobar del rubio, solía ser un poco más abierto conmigo, junto con los demás detectives, pero con los desconocidos, no mostraba emoción alguna, como si de verdad no las sintiese, y siempre que veía ese rostro impasible, se me erizaba la piel, como si aquella expresión me causase miedo, tal vez porque me recordaba de cierta manera, a los rostros sin expresión de los científicos locos sin escrúpulos.

–¿Y qué andas haciendo por aquí?–pregunté esta vez yo para saber un poco sobre qué era de su vida.

–Bueno...Pues–vi como se ruborizaba, y se rascaba la nuca un tanto nervioso, siempre lo solía hacer cuando le avergonzaba algo–Estoy esperando a mi novia–dijo por fin, y sonreí todavía más si era posible, me alegraba mucho por él. Era noticia fantástica–¿Y tú estás en una cita con tu novio Gouenji?–preguntó esta vez él con una sonrisa pícara en su rostro, y joder otro igual, ¡¿qué manía tenían todos con decir que estaba saliendo con Gouenji?!

Seguido de su pregunta, sentí como mis mejillas ardían de la vergüenza, y como mi corazón sin poder controlarlo latía totalmente desbocado al pensar en esa idea. A mi cabeza se me vino a la mente ante su comentario, un beso entre Gouenji y yo, y rápidamente negué con la cabeza, no podía pensar en eso, solo éramos amigos, y los amigos no se daban ese tipo de besos.

No podía ser que me hubiera enamorado de él ¿verdad? Pero si ese no era el caso, ¿entonces qué eran todas esas sensaciones? ¿Y por qué él era la excepción? ¿Por qué todo es al igual que en mi adolescencia cuando salía con ella?

–N-no somos novios, solo estamos saliendo como amigos, el trabajo nos tiene muy estresados, un descanso no viene mal–me sacó de mis pensamientos la explicación de Gouenji hacia Someoka, y al mirarle, vi un leve rubor en su moreno rostro, pero no tanto como el de mi viejo amigo. No pude evitar pensar que...''No, no, Shirou deja de pensar en esas cosas, a mí Gouenji no me gustaba, ni me parecía atractivo, ni nada de eso'' Pensé para mí mismo, no muy convencido ni de mis propias palabras.