Error. [YoonJin]

02.

Su garganta estaba seca, así que decidió levantarse a por un vaso de agua, arrastrando como todas las mañanas los pies llegó a la cocina y se estiró para alcanzar un vaso de la alacena y poder tomar la bendita agua; a veces su altura era un problema.

Talló sus ojos para despertar y vio la hora en el reloj de la cocina 4:30 am., en poco rato más debía levantarse, así que mejor quiso adelantar yendo al baño para darse una pequeña ducha.

Sus ánimos estaban por el suelo, literal. Su cuerpo dolía y no entendía porqué. El hecho de que el novio de Jungkook sea el mismo que el venía pensado hace un tiempo lo deprimia de sobremanera, manejando su estado anímico a gusto. Jungkook se veía tan feliz que era su obligación olvidar al chico. Jamás ocurriría algo ahí y eso lo tenía más que claro desde el día anterior, donde su mundo se puso boca abajo.

Él estaba de enamorado de SeokJin. Justamente como le ocurrió a Jungkook; amor a primera vista.

Yoongi secó su cuerpo con lentitud, no había apuro, no tenía ganas de asistir a la universidad pero debía; porque él en serio quería ser una persona profesional.

Bajó a la cocina otra vez sin hacer demasiado ruido para que su familia no despertase y se preparó un tazón gigante de leche con cereal, terminadoselo en cinco minutos. Dejó todo limpio y partió, una caminata larga lo esperaba.

Por alguna razón no quería tomar locomoción colectiva hoy y como iba más temprano de lo normal, no había problema. Yoongi no sabía como enfrentaría a Jungkook, deseo con todas sus fuerzas que el faltase y no tener que lidiar con preguntas que no podría responder; ni siquiera a sí mismo.

Meditó la mitad del camino y la otra mitad, intentó borrar la imagen de SeokJin y Jungkook juntos, porque dolía como el infierno. Como siempre, Yoongi era un hombre sin suerte y a lo lejos, vio a Jungkook esperando con una radiante sonrisa. Trago repetidas veces para sacar el maldito nudo de su garganta y sonrió, forzosamente, hasta llegar dónde su menor.

— ¿Cómo ha ido tu noche, hyung?

Lo recibió Jungkook y se adentraron en el campus de su universidad.

— Como siempre, supongo; ¿tú, has dormido como corresponde?

Yoongi mintió, no tenía de otra.

—  Yo me quedé en casa de SeokJin.

¿Por qué tenía que nombrarlo? Yoongi se sintió desfallecer, las piernas querían por un momento fallarles, en verdad que se sentía débil con todo esto, aún no asimilaba por completo toda la situación.

Primero, enamorarse a primera vista. Totalmente estúpido.

Pero ocurrió.

Y que después de todo; él ni siquiera pueda verle más allá de "el novio de su mejor amigo".

Debía aceptarlo a la fuerza; claro que debía, por Jungkook.

— No me digas que ustedes ya...

Curoseó Yoongi, dañandose a sí mismo. Jungkook no pudo de la vergüenza y su rostro parecía un lindo arcoíris. Yoongi soltó una gran y fuerte carcajada.

— Sólo bromeaba, ya sabes.

Ni siquiera tengo ánimos, ni ganas, ni necesidad de saberlo; realmente me daría náuseas. Yoongi pensó.

— Tengo una mejor idea, ¡vamos por un café! se me congela el culo y aún es temprano.

— Eso está mejor y así despierto un poco más, la mala costumbre de acostarme tarde me tiene devastado; por eso en las clases no aguanto mucho.

Yoongi recibió un zape de parte de Jungkook.

— Este niñato, ¿qué te vienes creyendo, eh?

— Pues, tu mejor amigo ¿no? y por eso tengo derecho a reprenderte y que dormir tarde te hace mal, tu cuerpo es el que recibe todo el cansancio y más cuando te debes levantar temprano; ¿cuántas veces debo decirte, hyung?

— Bue, demasiadas. Ya sabes lo terco que puedo llegar a ser.

Jungkook rodó los ojos pero asintió de acuerdo, el mayor era de armas tomar. Para suerte de ambos, la cafetería de la universidad se encontraba recientemente abierta, así que al entrar una mezcla de olores entraron por sus fosas nasales, entre ellas su amado café.

Jungkook lo pidió acompañado de un pedazo de pastel de fresa, Yoongi sólo quiso un vaso, realmente no le venían los sabores dulces.

Los dos elegirion una mesa junto a la ventana que daba justamente al bosque que estaba detrás de la universidad. Yoongi no padecía miedo, así que varias veces se adentraba en el, para más que nada reflexionar. Cosa que hoy debía hacer, con total urgencia.

— ... y hoy, otra vez SeokJin vendrá por mí.

Terminó de recitar Jungkook que concentrado en comer su pastel, ni cuenta se había dado que su mayor no le prestó la más mínima atención. Yoongi al escuchar SeokJin se despegó de la ventana, dejando a un lado la vista de como neblina se comenzaba a esparcir por el lugar.

— ¿SeokJin... qué?

— Vendrá por mí, otra vez.

Yoongi de verdad estaba dispuesto a olvidar que alguna vez lo escuchó cantar, que alguna vez le llamó la atención, que se enamoró de él con tan sólo verle una vez. Pero con Jungkook de novio, la situación se complicaba completamente; él estaría nombrandolo cada que pueda, por supuesto es su novio. Pero a Yoongi, para nada le era de ayuda.

— Me quedaré, tengo trabajos pendientes.

— ¿Seguro no quieres venir con nosotros?

— ¿Para aprender a tocar violín? no, paso.

— Que pesado, hyung.

Yoongi probó su café y al instante se arrepintió, aún estaba caliente y su lengua no estaba contenta, sólo esperaba que no saliera alguna ampolla.

— Mierda, arde.

— Si serás.

— ¡No molestes!

Jungkook sabía que Yoongi se irritaba con facilidad así que levantó sus brazos en rendición. Al rato terminó de comer su pastel, y se paró de la mesa.

— Yo me estoy yendo, nos vemos al rato.

— ¿A dónde vas?

Preguntó Yoongi que, aún no terminaba su café.

— A mi primera clase.

— ¿Y no crees que es demasiado temprano?

— Sí, pero es que necesito terminar unas cosas.

Yoongi se encogió de hombros, restandole importancia al asunto, le parecía raro, sí.

— Entonces, nos vemos al rato.

— Ajá.

Jungkook salió rápidamente de la cafetería y Yoongi tomó su último sorbo de café, levantándose de la mesa también y saliendo rumbo al bosque, no bromeaba cuando decía que necesitaba estar solo y reflexionar, porque vaya que si lo hacía.

Pero, aunque más que reflexionar en cómo llevaría esto desde ahora en adelante. Yoongi se iba a lamentar, de su "miserable existencia".

Se rió de sí mismo mientras caminaba, siempre tenía la manía de exagerar todo.

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