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A Huesitos la conocí en el cementerio, salía del entierro de un tio que mataron por un lío de faldas. Cuando se terminó el sepelio todo el  mundo empezó a irse, me pegué mi escapadita y me fui a ver tumbas, es que a mi me encantan ver lápidas: " Aquí yace fulanito", "Mi hijo más querido", "A una madre como tú", etc.

Claro que mis preferidas son las de los niños porque la mayoría tiene la fotico pegada sobre el mármol y unas tienen cajitas musicales para que se arrullen los angelitos entre esos huecos tan feos. Otras que visito mucho son las de los ricos, me fascinan esos panteones enormes y lujosos, viéndolo uno como que se alegra de que la gente con plata se muera. En eso andaba,  mirando un mausoleo que tenía full estéreo en el que sonaban las últimas canciones de Dario Gómez.

"Pobre tipo," murmuré.

"Sí, pobre," oí de pronto, y entre asustado y avergonzado volteé para ver quién hablaba, no se imaginan la impresión cuando vi frente a mí un esqueleto. ¡Qué susto tan tremento! Claro que este no erea como los otros esqueletos, como esos del colegio que se parecen más a juguetes grandes que no hacen sino estorbar o como los de las películas que sacan de la tumba una mano así medio podrida y agarran al primer fulano que pasa, no, este esqueleto era distinto , bien , bien raro;  como seria de raro que no estaba a hueso pelado sino que vestía una minifalda negra dejando al descubrierto unas largas extremidades, una blusa blanca medio apretada en la que se le dibujaban las costillas y la clavícula y unos tacones altos por entre los que se le asomaban las falanges y las articulaciones. No sé por qué pero aunque  al principio me dio miedo después de mirarlo bien no me pareció tan feo.

"Un mafiosito", dijo una voz fina, inconfundiblement femenina. "Ahhh... ", contesté. "El mismo mando levantar el pateón, estuvo presente en la construcción, un tipo muy organizado." " Sí, mucho..." "Mire que mármol, esculturas italianas, epitafio de oro y qué tal el equipo de sonido, lo mando traer de la USA;  así se muere cualquiera, ¿no cierto?," dijo y creo que sonreía, aúnque no estoy seguro. ¿Como estarlo? Y entre más me observaba las hileras de dientes dando  vueltas y vueltas al rededor de esa calavera más me mareaba, y finalmente tuve que bajar la mirada. " ¿Y usted lo conocía?" "¿ Yo? No, no, apenas pasaba por aquí". " Ah, ya...oiga, ¿tiene cigarrillos?" "¿Cigarrillos? No, yo no fumo, qué pena." "Ah..."

Nos quedamos en silencio un momento, el suficiente para calmarme y entrar en confianza.

"Y usted ¿lo conocía? ¿Es pariente?" "No, yo también pasaba por aquí, vengo de vez en cuando, ¿y  usted ?" "También vengo de vez en cuando, cuando matan algún conocido." "Ah, sí, claro, claro."

Nos volvimos a quedar sin decir nada y eso de estarnos callados como que no me estaba gustando pero ¿qué le decía, ah? ¿Qué le contaba o le preguntaba si apenas la conocía? Ell también parecía estar pensando algo, a lo mejor se estaría preguntando quién era yo y qué bicho me  había picado para que estuviera visitando epitafios.

"Bueno, chao," dijo de repente y me quedé pasmado, yo tenia unas ganas de seguir charlando porque eso sí, uno no conoce todos los días una muchacha muerta con la que uno pueda conversar de cosas diferentes a telenovelas o minitecas, pero solo tuve fuerzas para mover los labios y contestarle con otro "Chao" mientras ella se iba rumbo a los osarios. Si por lo menos yo fumara, si por lo menos hubiera tenido un maldito paquete de cigarrillos al menos la hubiera entretenido un rato...

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⏰ Última actualización: May 04, 2016 ⏰

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