Narra Diane.
Desperté en la cama de un hospital, mi vista al principio fue borrosa, pero luego de unos segundos logre ver con claridad.
Jos se encontraba en la esquina de la habitación con los brazos cruzados.
Luego de un rato entro mi madre, me saludo y hablamos un rato.
- Diane, ¿qué fue lo que hiciste? – pregunto mi madre.
- Yo no hice nada, fue él – dije señalando a Jos.
Mi madre volteó hacia donde le señale, luego me miro a mí.
- Hija, ¿de nuevo alucinas? – pregunto mi madre algo preocupada.
- No alucino, mamá, ¿por qué no me crees que él me ha estado lastimando? – mi madre siempre creyó que yo alucinaba con Jos, cuando no era así.
- No sé de quién hables, hija, tal vez debas seguir descansando – me dio un beso en la frente – nos vemos más tarde.
Solo asentí.
Mi madre salió y cerró la puerta.
Jos comenzó a reír.
- Ella no puede verme, Diane, no seas tonta – siguió riendo.
Solo lo mire, ¿cómo podía estar como si nada hubiera pasado?
Dejo de reír y se dedicó a mirarme.
- ¿No vas a hablarme? – pregunto serio.
Lo ignore.
- Diane, no te hagas la difícil – seguía ignorándolo – Bueno, creo que esta será la despedida... Tenía razón Alonso, él pudo cuidarte mejor – abrió la puerta y se fue.
¿Qué ha dicho? ¿Alonso? ¿Él mismo que trabaja en la cafetería?
No volví a ver a Jos en una semana, volví al trabajo luego de aceptar las condiciones que el doctor me había puesto.
- Hola, Alonso – lo salude sonriente.
- Ah, hola – siguió con lo suyo sin tomarme importancia.
- ¿Qué hiciste de tu fin de semana? – pregunte de nuevo intentando llamar su atención.
- Nada interesante – se puso su delantal y abrió la cafetería.
Igual me puse mi delantal, tome la libreta y el bolígrafo, atendí a algunos clientes.
El resto del día, limpie las mesas que se desocuparan.
Alonso seguía evitándome, al final del día intentaría hablar con él.
Atendí un par de clientes más y mi turno terminó, Alonso se quedaría hasta más tarde para cerrar el lugar.
Me senté detrás del mostrador.
La puerta sonó una vez más en el día, un nuevo cliente.
José.
Me levante de donde estaba, dispuesta a atenderlo, Alonso se acercó.
- Ni lo pienses, tu turno terminó hace un rato, yo me encargo de ese imbécil – dijo, camino hacia la mesa ocho, donde siempre se sentaba Jos.
Le resté importancia a las palabras de Alonso y me dedique a dibujar en mi cuaderno.
Escuche un fuerte sonido, levante la mirada y vi a Jos frente a Alonso, molesto.
Lo tomo por el cuello.
- Eres un maldito, me abandonaste – nunca había visto a Jos tan molesto.
Me puse de pie y camine hasta donde se encontraban.
- Jos, suéltalo – dije algo desesperada-
- ¿Por qué habría de hacerlo? – me miro.
- Él no te ha hecho nada, déjalo, vas a matarlo – lo tome del brazo.
- ¿no me ha hecho nada? – rió – me dejo en el infierno, Diane, era mi amigo y me abandono - ¿qué?
Lo solto, el cuello de Alonso quedo marcado.
- No puede matarme, es un intento fallido – Alonso hablo como si nada le hubiera pasado.
- Haré que te quiten tus alas, ya verás – dijo Jos, salió del lugar y azoto la puerta.
Seguía sin comprender, ¿alas? ¿de quién?
- Diane – hablo Alonso - ¿te llevo a casa? – pregunto a la vez que recogí la mesa que Jos había tirado minutos antes.
- No, vivo cerca – dije, salí del lugar.
- Mientes – negó con la cabeza – no me mientas, no me gusta.
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¿Ángel o Demonio? |Jos Canela|
Fanfiction- Mamá - la pequeña Diane se encontraba parada en el marco de la puerta de la habitación de sus padres por tercera vez en la noche. - ¿Qué pasa, Diane? - pregunto su madre. - Otra vez, es él de nuevo - respondió Diane. - ¿Quién? - era la segunda noc...