Entrada al infierno de su corazón, hasta el paraíso del mismo.

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   En un proceso rápido pero eterno. En unos meses los cuales pasaron como días, pero a la vez como la vejez de lenta, con una historia única... fue como conocí la entrada al infierno de su corazón.

Por primera vez empezaba a tocar su corazón, sentía una sensación muy cálida y alborotada, pero que, con los movimientos correctos, con los pasos exactos, sin miedo a equivocarse, se volvían un clima estable, con ganas de quedarse, fue ahí donde empezó la travesía.

Navegando por el norte de su espalda, recorriendo lentamente la suavidad de sus labios, observando lo invisible de su ser, escuchando los susurros de su alma mientras le hablaba al ombligo de su oreja, fue donde entendí, que la vida con ella tenía un propósito; un propósito del cual no me arrepentiría jamás.

Me encontraba en un momento de paz y tranquilidad sólo con su presencia, ella era la calma hecha mujer.

La puerta de su corazón estaba abierta sólo para mi, yo era el único que podía entrar, no desaproveché la oportunidad y lo hice, entré sin miedo alguno, sabiendo a lo que me enfrentaba... a su triste despedida.

Sin temor fui directamente al paraíso de su corazón; ese lugar el cual ansiaba llegar desde hace mucho tiempo. Fue ahí donde encontré el " Te amo" y su después. En ese lugar encontré las palabras que siempre quise escuchar, las cuales fueron dichas en los momentos más precisos. Cuestionaba mi pasado preguntándome por qué nadie nunca me lo dijo de esa forma, fue ahí donde entendí que, el destino mismo quiso que ella lo haga.

El recuerdo me hace volver atrás, trasladándome hasta enero donde por primera vez, me dejó tocar su corazón, acariciando su inocencia con las mañas de un experto. Su fiel silueta bailaba en versos al compás de los latidos. Me di cuenta que estaba a un paso del infierno, pero que a la vez, había pasado esa valla, y me encontraba en el paraíso, de sus sentimientos, de su corazón, de su todo.

De pronto, se hicieron los meses en un día, todo lo que sentí eterno y duradero, se fue en un día. A la mañana siguiente ella se iba. No se iba completamente de mí, por que aún sigue aquí, conmigo; pero se fue mucho más lejos de lo que podría caminar, o tomar un bus. Se fue a donde yo podría ir, ahorrando lo suficiente, o quizás con suerte, con un vuelo pagado. Se fue y no regresará, o sí regresará, pero quizás ella ya me haya olvidado.

Entre un buen vaso de Appleton, con un poco de tabaco, muerdo tus recuerdos hoy, hoy que me haces falta, hoy que estás allá y yo aquí, escribiéndote para notes que estoy contigo, aunque lejos estemos uno del otro. Gracias por hacer de nuestro infierno, el paraíso mas hermoso. Gracias, mi amor.

- Prohibida la copia total o parcial de este texto.

                                        © Enzo Veramendi.

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