Solo gritos y ruidos invaden la casa. Solo quiero huir, lejos, de todo y de todos. Ya no comprendo que hago en este mundo. ¿Acaso soy un problema existencial? ¿Un problema para la humanidad? ¿Una especie de virus? ¿Una enfermedad sin medicina? Si tan solo algunas preguntas tuvieran respuesta, todo sería mucho mas fácil. Ver la vida desde otro punto de vista, ver la vida de otra forma... ver la vida, eso es lo que me falta. Solo pienso y pienso y si, me gustaría vivir mi vida a pleno, sin ningún tipo de problemas, ser feliz, con una normal familia, la cual me cuide y quiera, tener un novio que me ame, ¿a quien no le gustaría eso? pero no, mi vida es todo lo contrario. El deseo de una vida mejor corre por mis venas, pero nada puedo hacer, realmente nada puedo hacer. Pero que mas da, ya no creo en nada, la vida no fue echa para mi. Sinceramente hubiera preferido ser un ave, y volar, para poder ir lejos y escapar. Pero solo soy un maldito ser humano y no valgo nada, nada. Solo me queda entrar a esta inmunda casa luego de estar parado unos minutos fuera de la puerta pensando, pensando en un pasar mejor. Abro la puerta sin importar un car*jo los insultos de Robbin, ese que dice ser mi padre.
- ¡TE DIJE QUE NO VENGAS POR ESTA NOCHE MALDITO PERRO INMUNDO! - Grita desde el sofá de la sala con su cerveza en la mano y mirando el típico porno de medianoche.
Ya todo me daba lo mismo, era igual. Solo subí las escaleras y me dirigí a mi habitación cerrando la puerta de un fuerte y seco golpe. Todo lo que comí en el día fue ese helado. Pensar que si no fuera por ese chico mi estomago estaría del todo vació... Pero que mas da, solo necesito una cosa, que por cierto me alimenta de otra manera. Rápidamente corro a la sala sin que me vea el hijo de p*ta de Robbin y tomo el teléfono para hacer una corta llamada.
- ¿Quien? - Pregunta Max del otro lado.
- Louis. Necesito cocaína.
- Ay Louis , Louis. ¿Otra vez? Ya compraste dos bolsas hoy por la mañana, ¿Acaso se te acabo? ¿No tienes mas yerba?
- Eso o crack. Tu decides.
Luego de unos segundos, respondió.
- Pasare por tu casa. Sal a la puerta.
Colgué y me fui silenciosamente para que el jodido de mi*rda no me escuche salir.
Me senté en el borde de la calle cuando oigo una moto a lo lejos. Era obvio que el que se acercaba era Max .
- Aqui tienes. - Dijo apenas se detuvo y retiro su casco llevando sus manos a los bolsillos para entregarme la cocaína.
- Gracias, deliveri. - Bromee. Me pare del cordón y tome la bolsa que sostenía Max en su mano. - No tengo dinero, mañana trabajo y te lo pago, lo prometo.
- Descuida, no hay problema con eso, paga en cuanto puedas. - Me sonrió.
- ¿Que otra tienes? - Sostuve mirándolo a los ojos
- ¿Acaso quieres mas? Ya basta. - Dijo serio.
- Se que tienes mas, vamos, te lo pagaré.
- No. Es suficiente con eso, ya basta, debes controlarte.
- Pues claro, mira quien habla. El narcotraficante mas drogado de toda la p*ta ciudad.
- ¡Hey! Ya basta.- Dijo levantando la voz, haciendo que me retracte. - Solo estoy tratando de cuidarte, ¿que no lo ves? basta de tonterías.
- Anda, vete, en cuanto tenga el dinero o necesite hablamos. - Di media vuelta con una dura linea de expresión en mi rostro.
- Claro, ya de costumbre.
- ¿A que te refieres? - Dije volteando.
Max tomo su casco.
- Solo me buscas para venderte, no para otra cosa.
- ¿Acaso sirves para algo mas? - Pregunte fríamente.
- Puedo quererte, ¿sabes eso? es mas, creo que ya lo hago y solo obtengo mierd* de respuesta.
Comencé a reír.
- No intentes alarmarme con esas estupideces. Somos amigos y ya. Mañana paso la tarde contigo.
Di media vuelta y me metí en la casa lo mas rápido que pude. En ocasiones como estas solo pensaba en volver bajo el puente, como hace semanas atrás. Cualquier cosa es mejor que esto. Solo tengo mi cama, mi repisa, mi placard y la ventana. Eso es todo. Pareciera ser el cuarto de una ama de llaves, o de una señora de limpieza. Que mas da, ni siquiera el placard me merezco. Tome una bolsita y la volqué en la repisa comenzando lentamente a aspirar hasta que ya ni restos de polvo quedaran. Guarde la otra para el día siguiente y me tendí sobre la cama mientras alucinaba cosas maravillosas, colores por todas partes, ondas, voces. Sentía que estaba dominando el mundo, me sentía superior a todo aquello que veía. Reía y reía duramente.
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Para toda la vida. (Larry Stylinson)
Teen FictionUn amar, un sonreír, un vivir, un soñar, un juntos... hasta el final. Un amor, para toda la vida.