Cap 24: Acompañante y ¿Confianza?

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Escucho como el edredón y otras sábanas se mueven, pero no soy capaz de abrir los ojos, me da pereza. Mi sentido auditivo se intensifica un poco más y logro escuchar unos murmullos exasperados. Trato de abrir mis párpados y de a poco, me encuentro a Ross de espaldas a mi, a un lado del umbral de la puerta, y con el móvil en la mano.

Trato de volver a dormir, pero me es inevitable no escuchar lo que dice. Vuelvo a oír su voz, de nuevo, y sus pasos arrastrarse por él suelo, llegan a mis oídos. De repente, su voz ya no es escuchada y mucho menos sus pasos, pienso que me ha descubierto y me preparo para lo que viene, que después de todo, no llega.

Abro mis ojos y no lo veo en la habitación. Me incorporo en la cama y lo buscó por cada rincón del cuarto, pero parece haberse ido. Suspiro y me levanto, sintiendo el frío en las puntas de mis pies. Me abrazo a mi misma.

Cruzo el umbral de la puerta y me encamino hacia abajo con sigilo. Llego a la cocina y lo encuentro sin camiseta y encorvado de hombros, mientras su cabeza se hunde en medio de estos.

Su espalda tensa me da una señal de estar estresado, su cabello alborotado me da a entender que se ha jalado el pelo constantes veces, y el rojo de su nuca me indica que esta molesto.

Me acerco con sumo cuidado y toco su hombro con un dedo. El se sobresalta y levanta su mirada hacia mi. Le sonrió sin mostrar mis dientes y acaricio su hombro con mi mano.

Me siento a su lado.

La atmósfera se encuentra tan tensa que con sólo un toque puede explotar. Quiero hablar, pero no se si es apropiado en este instante o no se si es correcto lo que voy a decir.

No le doy muchas vueltas y digo;

-Dejalo ir...-es lo único que sale de mis labios, porque es lo único que se hacer. Dejarlo ir.

Sus hombros suben y bajan tomando inspiraciones profundas, al igual que su cabeza trata de serenarse.

Los dos volvemos a tomar aire para luego exhalar. Y repetimos ese mismo proceso variadas veces. Había olvidado la yoga de la tía Margaret.

Acaricio su espalda desnuda, poco a poco, alejando todo nervio tenso de su cuerpo, para que así se relaje y serene.

-¿Se fue?

Pregunto con los ojos cerrados, tratando de ubicarme en otra dirección.

-Creo-su voz sale más ronca que de costumbre.

Sonrío.

-Me alegra oír eso.

Y sonrió, de nuevo. Abro mis ojos y lo miro. Su mirada ha estado clavada en mi desde hace unos segundos y sus iris han tomado distintos tonos avellanados. No se me pasa ningún detalle de su rostro, y comienzo a explorar toda su cara con mi mirada. Es el ser humano mas bello de toda esta tierra y hay veces en las que me pregunto como detrás de todo ello hay secretos tan oscuros, tan vacíos.

Mi mirada baja y nota aquella pequeña y angulosa cicatriz que hay en su hombro. Intensifico mi mirada y frunzo el ceño.

Es real. Hay una cicatriz en su hombro.

El nota en donde se encuentra mi mirada, y veo sus ojos alarmarse, pero eso no me importa, sigo en busca de cicatrices por todo su cuerpo, y es que encuentro algunas en su pectoral derecho. Y ahora es mi turno de alarmarme.

No fue ningún accidente. Aquello había sido una persona.

Sin pensar toco la cicatriz. El se tensa de inmediato y se aleja.

-¿Quién hizo esto?-pregunto, mirandolo a los ojos, mientras el busca centrarse en otra cosa.-Respondeme...

No hay respuesta, no hay expresión, no hay nada. Sólo el silencio que estoy acostumbrada a oír junto a el.

Sólo Sexo |Fanfic 1°| [Raura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora