Capítulo 3

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Era un cuarto sin mucha luz, se notaba sucio, con mucha falta de cuidado. Pero eso no era lo que mas me llamo la atención.

Había una mesa de madera en el cual habian guantes rojos y unos cuchillos, algunos untados pero me asustaba asumir que podría ser sangre. En la pared había un muro de imágenes, eran muchas fotos, ralladas, con flechas, rotas, y notas.
En un rincón una caja grande que no olía muy bien sinceramente; iba a abrirla pero Edgar abro la puerta y me vio con una mirada fría.

Me tomo del brazo y me tiro hasta mi habitación, me tiro en la cama y pensé que estaba tan enojado que sería capaz de violarme. Pero no lo hizo, tomo mi mano, me miro y en su mirada note angustia

-No entres mas hay, no te haré daño porque seras mi futura esposa. Sabes eres muy hermosa, tu padre tenia razón que los millones valdrían la pena.

Creo que mucha gente se ofendería por utilizarlo como un objeto, pero sin duda era lo mas hermoso que me habían dicho en mi vida.
Sonrei y le pregunte timidamente que de que era ese cuarto. Miro a todos lados, y me dio un beso en la mejilla.

-Arreglate no se te olvide que hoy cenamos. Saldré un rato.

Dijo y se fue de mi habitación, estaba feliz, sinceramente era muy guapo y me trataba con cuidado. Tal vez no con amor, pero me sentía bien. Se que jamas me enamoraría de el pues me daba miedo y después de pasar toda mi vida con el maltrato de un hombre sentía que a eso se dedicaban. Me puse a pensar mucho tiempo en Edgar que no note que se me paso la hora y debía ir a cenar con él.

Me bañe, me vestí con un hermoso vestido color pastel, unas chalas con taco del mismo color y con mi cabello hice una trenza espiga que corría por mi hombro hacia adelante aunque me quedo un poco alocada.

Tome un bolso y salí de mi habitación. Al bajar al primer piso mire al fondo y vida ese cuarto, aun no podía imaginar que era ese mural de fotos, y esas armas.
Pensaba y llego Edgar, al verme sonrió y yo igual.

Fuimos a cenar a un restaurante hermoso en su terraza, la comida fue exquisita, la pase muy bien con Edgar hablamos sobre nuestra infancia, y que nos gustaba.

-¿Que era ese cuarto?- Pregunte sin pensar y al reaccionar temi.

Edgar no respondió si no que se paro de su asiento y se acerco a mi, luego me abrazo. Me sentí protegida con el ese segundo pequeño que nuestros cuerpos estuvieron juntos.

-Realmente eres preciosa.- dijo a mi oído

Fue retirándose pero nuestros rostros no quedaron a mucha distancia y nuestras miradas se confundían. Sentía un revoltijo de mariposas dentro de mi.

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⏰ Última actualización: May 05, 2016 ⏰

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