50 sombras liberadas de Dylan.

Sombra 2 -Petweek

-Ramo de dolor.

En un inicio, como cualquier chico, pensaba que el amor era un asco, que nada de esas cosas valdría realmente la pena.

Pensé ingenuamente, que yo jamás me enamoraría.

Claro, eso fue hasta que te conocí a mitades de diciembre.

Día a día, te veía desde lejos, observando con atención cada rasgo de ti, único...especial.

De alguna manera, me volví tu amigo, uno muy cercano e importante, me enorgullezco de decirlo.

El único que con solo un toque, podía calmar tus nervios, con el que reías y no sentías tanta presión.

Tu eras mi tornado, y yo era tu calma.

Una combinación perfectamente imperfecta, que me daba gracia, debo de confesarlo.

En nuestro camino, siempre se cruzaba una flor de ciruelo, y tu solo podías sonreír, entre estas.

Esas flores eran tan solo nuestras, ¿Recuerdas?

Hubiera deseado que todo siguiera igual, pero las cosas cambian, tienden a transformarse.

Hubiera seguido deseando ser el que se quedara a tu lado, el que sostuviera todavía tu mano y en silencio, en completa calma, nos durmiéramos.

Admirando como las flores de ciruelo, se mantenían como únicas testigas de nuestra amistad.

Claro, eso días vieron el final, cuando Craig Tucker llego a tu vida, Tweek.

No hacia falta ser un genio para decir que el era tu rosa...o en todo caso, tu lilys, para mi, Craig Tucker fue la hortensia que vino a corromper mi mundo.

A devastarlo.

Claro, yo podría ser tu flor de ciruelo, pero era cuestión de tiempo, para que tu me transformaras en anémona.

Solo cuestión de tiempo.

Aquella gardenia que era de nuestros tiempos juntos, se marchito, porque Craig Tucker, se volvió el único importante y necesario en tu vida.

Claro, yo lo permití.

Calle todo sentimiento, guarde todo rastro que pudiera quedar de este.

Y me mantuve en completa calma y agonía, a tu lado.

Porque, poco a poco te alejabas, yo ya no era necesario en tu vida, desde el momento en que el gris se encontró con el verde, la mirada castaña que me pertenecía, parecía sobrar.

Varias veces, te quise preguntar como la gerbera, lo que sentías por mi, pero solo necesitaba escucharte hablar de el, para saberlo.

Yo solo era tu mejor amigo, ante tus ojos, no podría ser visto de otra manera.

Eso me dolía, claro que me dolía.

...

Pero no pude decir nada, había tomado esa decisión, como flor de ciruela que era, tome la decisión de verte feliz.

Jurando que no me opondría entre el que dibujaba una sonrisa en tu bello rostro, y tu.

¿Nosotros? ¿Qué si deseaba que existiera un nosotros?

¡Preguntarlo parece una burla!

Era lo que mas quería, lo que mas anhelaba, lo que mas deseaba...

Pero...con el tiempo, me acostumbre a verte feliz en otros brazos.

Ya sabes.

...