Capítulo VIII

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En multimedia: "Light" por Sleep At Last.

Disfruten;)

— Te pregunté qué estás haciendo aquí—respondí, furiosa.

— Vine a verlas, tengo derecho a verlas. Soy su padre—lo detuve con mi amarga risa.

— ¿Tu noviecita ya te dejó? ¿Ya se dio cuenta de que eres un completo niño inmaduro?—pregunté amargamente, una faceta de mí que desconocía normalmente.

— No me hables así, Madison—dijo, su rostro tornándose rojo de la furia.

— No me llames por mi nombre, Kurt. No me dirijas la palabra, sólo vete—básicamente ordené— Ese no es un concepto difícil para ti, ¿no?

Papá- perdón, Kurt me miraba furiosamente, imagino que haciendo todo en su interior para no gritarme.

— Si no quieres venir, es tu asunto. Pero Mackenzie vendrá conmigo.—sentenció, a lo que Mackenzie dio un tímido paso hacia atrás, casi escondiéndose detrás de Kendall.

— Mackenzie no irá a ninguna parte. Ella es mi asunto.—dije, haciéndole frente al hombre que intentaba hacer de padre.

— No puedes obligar a tu hermana a no pasar tiempo con su padre.

— ¿Te parece que la estoy obligando?—pregunté, señalando a mi hermana, que estaba consciente de que no faltaba mucho para que tapara sus oídos con sus manos como cuando era niña.

— Hija, quiero pasar tiempo con ustedes. Soy tu padr-

—Kurt, basta. Tú no eres mi padre. No más. Sólo eres el hombre que colaboró con mamá para darme la vida. Es todo el papel que cumples.—dije, viendo el dolor en sus ojos con cada palabra que decía, pero por alguna razón no me causaba efecto alguno— No iremos contigo. Ni yo, ni Mackenzie. Y no se te ocurra ir a jalar cuerda a mamá. Te recomiendo el vestíbulo. Vi a una chica ahí, muy linda, te debe encantar. Creo que es de recepción, y le calculo unos veintidós años... ¿Perfecta, no?—ahora la mirada de Kurt decía que estaba haciendo todo en su interior para no tirarme una bofetada.

— Maddie—sentí la mano de Kalani tomando la mía en un acto dulce y protector— Calma, pequeña—dijo, haciéndome dar unos pequeños pasos hacia atrás. Respiré hondo, mirando hacia el suelo. Calma, pequeña, repetía en mi mente. Luego de unas cuantas respiraciones, finalmente levanté la mirada hacia Kalani, sonriéndole a medias, pero agradecidamente, y me giré de nuevo hacia Kurt. El me miraba con una sonrisa indescifrable en su rostro. Lo cual fue como una alerta para mí.

— Siempre supe que eras diferente—dijo, aún no podía descifrar el tono de su voz, no sabía si era sincero o burlón. Y tampoco entendí, y supongo que lo descubrió, porque no muy disimuladamente asintió en dirección a Kalani.

Suspiré pesado, pero tenía otras ideas en mente.

— Y supongo que no te agradé de esa forma.—dije, sin discutir el hecho de que trató de decirme lesbiana, y encima que estaba con Kalani.

— Basta con eso, Maddie. Yo no me fui porque no las quiera o porque no me parezcan suficientes. Me fui por su madre—aclaró, aunque yo conocía muy bien esa historia. Y sabía que no era cierta.— A demás, siempre he estado ahí para ustedes.

De nuevo reí amargamente. Es tan gracioso como alguien puede disfrazar tanto las verdades, a tal grado que casi no parecen ser mentiras crueles. El problema aparece cuando las mentiras empiezan a sonar creíbles.

An Ordinary Girl (Malani)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora