Cont. Cap. 9: Meses Después...

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Jay Vail

Dos horas después, llegan a la casa de los Rogers en Port Fairy VIC, Australia...

-María, te va a gustar este pueblo. La gente es bien amable...- le decía Peggy, dentro del taxi, mientras María observaba por la ventana, disfrutando el paisaje pensando... -¡qué pueblo más encantador! Con razón ella no se quería regresar...me encanta... se respira tranquilidad...-

Al llegar a la casa, María sale del vehículo y busca su pequeña maleta en el baúl y de vez, ayuda con el demás equipaje mientras observa curiosa a Steve, que a lo lejos, habla con un hombre frente a la casa, que estaba acompañado de dos niñas pequeñas.

Peggy, al salir del vehículo, también lo observa curiosa pero tenía otras prioridades que su esposo olvido... sacar a Henry del asiento protector y sacar el asiento protector...

Peggy respira profundo... saca a Henry con su conejito, acomodándoselo en la cintura... con su otro brazo, saca el asiento del taxi y molesta, lo tira en la acera y le habla a Henry con dulzura - ... el día que tengas hijos, nunca permitas que tu esposa haga estas cosas... ¿OK?- y, balanceando al niño que la miraba sin entender con su conejito en la boca, recoge el bulto de bebé, se acomoda el portafolio al hombro, busca su cartera...la abre y saca el dinero de su billetera y cuidando que Henry no le abra la camisa más de lo permitido por ley en un lugar público... le paga al taxista. Y, con todos esos paquetes perfectamente balanceados encima, camina donde su marido molesta y observa detenidamente al hombre y se impresiona -... ¡que hombre apuesto! ... algo de canas, en sus cuarenta, buen cuerpo, tipo militar, alto, bonita sonrisa, amable... y esas niñas son preciosas. Deben tener como 5 y 6 años...- y se detiene al lado de su marido y se presenta a él con una sonrisa -¡Hola!...-

En ese momento Steve la ve y preocupado, mira al taxi irse ... -...Peg ¿y el asiento protector? ¿le pagaste?-

Peggy lo mira, seria con deseos de gritarle pero se aguantó y en tono extra dulce le dice -Querido, ahí está el asiento... ¿No lo ves tirado en la acera?... Steve, yo lo saque y pagué...-y se dirige nuevamente al extraño.

-Hola, soy Peggy...- y acomodándose bien a Henry, los paquetes y disimuladamente, verificándose la blusa, le estira la mano para saludarlo.

Steve, pasmado y sabiendo que estaba en problemas por el "querido" y el tono dulce, le sonríe nervioso al extraño y la presenta, intentando acumular puntos -...esta hermosa mujer, es mi amada esposa y él es nuestro pequeño Henry-.

Pero al Steve dirigir la mirada donde Peggy, observa a Henry haciendo algo nuevo, al observarlo bien, se asombra, tornándose rojo... con disimulo, se acerca a Henry y suavemente le agarra las manitas y las despega del botón de la camisa de su madre antes que lo soltara y la dejara semi desnuda... del pasme, solo le pudo decir bajito -Henry ¡no!. Juega con tu conejo...-

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