Estaba observando detalladamente el oscuro entorno que tenía frente a mí -apagado, casi muerto-, mientras buscaba otro melanis para atraparlo. De seguro se está escondiendo en cualquier lugar de este espantoso bosque. Pensé. Hasta que de la nada escuche rugir no muy lejos de mi espalda a uno -este tenía forma de pantera-, mi cuerpo se paralizo por un momento, nunca había sentido a uno de ese tamaño tan cerca, salte de aquel roble y partí a correr asía el refugio. Por poco aquella bestia negra de intensos ojos naranjas me atrapa, pero logre cerrar la gran puerta metálica que muchas veces me salvo de una muerte segura. Intente calmar mi respiración, pero de la nada unos grandes brazos me atraparon dejándome inmóvil.
-¡ahhh!- grite, ante el repentino abrazo de John. Él era mi compañero de la "cárcel".
- ¿Qué pasa?, ¿te doy miedo?
- Un melanis pantera me encontró y me persiguió hasta el refugio.- me volteo y me miro detenidamente, sé que le gustaba, era muy obvio, su forma de mirarme lo delataba y pues le hubiera dado una oportunidad era muy lindo, de ojos oscuros como su ropa, pero de tés clara, además se ejercitaba mucho, un buen partido para cualquiera, pero desde que mi ex falleció el amor no está en mis planes.
- Ya te he dicho que no debes alejarte mucho.
- Pero algún día tendremos que investigar que hay más allá de la gran barrera azul, no tenemos otra opción o quieres volver a casa a que nos maten.- me molesta que sea tan negativo, llevamos dos años "encarcelados" y nunca ha querido explorar la selva que nos rodea.
- Lo sé, pero eso pasara cuando no aparezcan más melanis por estos lares.
- Ambos sabemos que eso no va a pasar, no logramos recorrer más de un kilómetro cuando ya encontramos un melanis dispuesto a comernos.
- Eso es cierto y por eso prefiero quedarme aquí, donde nos llueve comida todos los días, a estar afuera y terminar en la boca de un melanis como termino Arturo.
- Él dio la vida por nosotros, deberías tenerle respeto.
-lo lamento, yo sé que él no tenía porque morir de esa forma.
Con Arturo fuimos enviados aqui hace exactamente 759 dias, para las fechas de noviembre me encarcelaron juanto a ellos, john se mostro muy exasperado por haber terminado alli mientras que arturo igual que yo lo hacimilamos muy rapido, durante las primeras fechas
-debí haber sido yo quien se sacrificara.
- Las cosas pasan por algo- le intente sonreír pero mis pensamiento estaban concentrados en Arturo, mi bello Arturo, aún recuerdo su olor característico a canela, con su cabello rubio y ojos esmeralda, más que por su físico sus palabras me habían conquistado, con el todo era perfecto, a pesar del encarcelamiento y la pésima vida que habíamos tenido los dos últimos años, el siempre podía sacarme una sonrisa.- me pregunto hace cuanto no sonrió-.
- Llamando a tierra a Alicia.
-¿Que? perdón, otra vez estaba pensando en Arturo.
-Deberías dejarlo ir, piensa en los demás hombres que tienes.
- Muy gracioso. Vamos al Laboratorio.
El laboratorio, no era un laboratorio en realidad era un pequeño cuarto sin ninguna ventana, solo una mesa central y un gran estante de roble. Allí observábamos a los melanis que atrapábamos y les hacíamos pruebas si alcanzábamos a realizarlas. Todos los melanis que habíamos atrapado se convertían en un polvo negro, sin explicaciones ni nada solo puf de animal a polvo.
Ese día no fue la excepción, antes de que yo saliera había dejado un melanis gato, y cuando volví ya estaba hecho polvo - literalmente-. Aunque pase esto cada vez que atrapamos uno, sigo con la esperanza de que un día podremos utilizarlos o por lo menos controlarlos hasta poder llegar a la barrera azul y... -Ahora que lo pienso no sabríamos que hacer cuando lleguemos allá, Arturo era el que estaba emocionado por ir, pero si solo es una gran masa sólida y ya, perderíamos el viaje y seguramente la vida con esa idea.
Pero algo, no sé qué me decía que allí encontraría la respuesta a todo lo que nos rodea, la base, los melanis, y la infinidad de cosas raras que pasaban en esa isla todos los días tendrían respuesta en la gran barrera azul, me sorprende que los científicos nunca la mencionen o la revisen, de hecho nunca había sabido nada de ella hasta antes de llegar aquí, aunque siendo sincera nos nada de ella solo que es grande y azul.
Esa noche no pude dormir, toda la furia y el odio que había acumulado desde nuestra llegada a "la Zona" exploto, rompí un par de cosas de mi habitación -creo que fueron un par de estatuillas de madera-, grite frustrada y me sumergí en un mar de llanto hasta que fue opacado por un canto angelical, el mismo que escuchábamos todos los días a la misma hora. No entiendo nada, ya estoy cansada de todo esto, solamente soy una joven que fue inculpada igual que John y Arturo de un crimen que no cometimos y terminamos en un lugar que es peor que el mismísimo infierno.