Llame al taxi, eran las nueve y treinta de la noche, abrí la puerta y me despedí de mi prima con un beso en la mejilla, el cielo estaba oscuro sin ninguna estrella que admirar sin duda era de esas noches que no me asomaría por la ventana a ver al cielo, no había nada que mirar el cielo sin estrellas no era cielo, no era noche aunque hubiera luna llena, sin estrellas perdía su toque. Miré hacia atrás y mi prima aun estaba en la puerta viéndome, tal vez parecía loca analizando el cielo y era comprensible.
-Cielo que pasa? Te noto un poco extraña hoy. Dijo sin desviar la mirada de mi. Cuando hacia eso sabia que hablaba en serio, y sí, mi nombre es Cielo.
-No me pasa nada, no te preocupes, dije volviendo a ver al cielo. Si claro como si se lo fuera a creer.
-No haré mas preguntas, ya se que no quieres hablar. Odiaba cuando decía eso era como una trampa que me obligaba a hablar.
De repente se escucho el sonido de una bocina y supe que el taxi había llegado. A buena hora hora, dije para mis adentros. Aprovecharía esto para escapar de una conversación que no ayudaría a mi problema.
-Pues el taxi ha llegado, nos vemos Ana. Fui hacia ella y le un gran beso en la mejilla, sabia que eso no dejaría tranquila pero tenia que intentarlo.
- Como haces para escaparte, eh? Te quiero Cielo!, dijo abriendo la puerta de su casa.
- Y yo a ti! Dije ya dentro del auto.
No se por que me esforzaba tanto para estar bien delante de los demás, yo estaba demasiado rota para aparentar ser feliz delante de todos , mi vida a mi parecer se estaba desmoronando sin sentido. Sin duda la extrañaba, no había un segundo que no pensara en ella, era tan injusto todo lo que había pasado hace unas semanas, lo recordaba como si fuera ayer y sabia que así seria el resto de mi vida, recordando todo como si fuera ayer. Mi nombre es Cielo y perdí a una estrella que valía por miles de millones de estrellas.
Esa fue la ultima vez que la vi llena de vida, aunque no fue gran cosa, eso pensaba en ese momento, antes de todo. Pedimos pizza y llego a los minutos, a las dos nos encantaba la pizza con maíz dulce era nuestro delirio, mientras comíamos veíamos una película sobre un chico que iba a ver a su hermano que había muerto, en el mismo lugar de siempre, ya nos la sabíamos de memoria cada vez que no reuníamos para vernos esa era nuestra película para ver, ella opinaba que no creía que hubiera un cielo, que solo morimos y ya, no pasaba nada extraordinario, solo dejábamos de existir, yo solo la escuchaba pero no opinaba por que a cambio de ella yo si creía que había algo mas allá de la oscuridad pero no sabia que era, solo lo creía en algo mas que dejar de existir.
-Compraste lo que te dije? Dijo comiendo un trozo de pizza sin desviar la mirada de la tele aunque supiera exactamente que pasaría y que frase dirían.
- Si traje el helado, también le traje uno a Camila.
- Pues que esperas, sácalo de tu bolsa cielito lindo, dijo sonriendo.
Camila era su hija tenia un año y medio, y le gustaba el helado de fresa como a nadie y para consentirla le traía un envase grande cada vez que iba a su casa, ella en ese momento estaba dormida, me gustaba ver la dormir parecía un angelito sin preocupaciones por la vida, eso era lo que extrañaba de cuando era pequeña, no tener preocupaciones. Pasamos toda la tarde hablando de cualquier estupidez ella parecía estar bien y eso me tranquilizaba.
Como es que la ultima vez que la vida, era la noche que mas odiaba?, además del insulto de cielo que había, estaba molesta quería algo que llevaba tiempo pensando, que si se lo contaba a alguien pues me daría por loca, mi vida era una miseria, tener 16 no es cosa fácil y mas si lo combinas con el ultimo año para salir de la escuela, nunca había querido tanto algo, salir de esa monotonía de pararse temprano poner la misma cara de siempre para que no pregunten que puta mierda me pasa y claro con el gran acompañante de los supuestos "amigos", ya estaba harta de todo y se estaba comenzando a notar, mi nivel actoral era fatal y Ana sabia eso aun que solo tuviera 3 años mas que yo, ya había pasado por esa infeliz etapa, y no dudo de que si le expresaba mis problemas ella entendería pero aveces solo me guardaba mis problemas para mi, ni se por que, solo se volvió una costumbre sin sentido.
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