La caída.

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Sola,en un lugar muy grande, y sin recuerdo alguno de quién soy y qué hago aquí. Suena frustrante, ¿no? Pues no tengo idea que lo que esta pasando o en dónde estoy, pero por lo que veo, parece que es día festivo en una ciudad llena de luz. Gente bailando, apostando, perdiendo el control por el alcohol y la música, personas desesperadas rompiendo ventanas, no puedo pensar en nada mas que en tratar de salir de ese lugar. Siento el roce de una mano en mi brazo izquierdo,es una chica de alrededor de unos 21, cabello castaño, unos pequeños ojos verdes, tez blanca. Lleva una coleta alta con cabello lacio, unos jeans azules y una camiseta de resaque blanca que le queda bien por su estatura, ya que es ligeramente alta. Me toma con fuerza de la mano para conducirme a la puerta de un edificio para nada ostentoso. Abre la puerta y entramos al mismo tiempo, no me imaginaba lo habría detras de esa puerta. Al entrar, resulta ser un lugar enorme con una estructura abstracta. Inmediatamente subimos por unas escaleras pegañi
s a una pared muy blanca de mi lado izquierdo, el sitio esta tan iluminado, que me cuesta creer que se puede tener tanta luz en un mismo lugar. Mientras la chica que me acompaña me dice que tenemos que esperar, recorro con la mirada aquel lugar tan misterioso. Ahora que lo veo detalladamente, es un teatro enorme. Hay gente corriendo con vestuarios, actores con el diálogo en una mano y grandes tazas de café en el otro. Maquillistas demasiado incorformes con su trabajo, y demasiadas personas corriendo de aquí para allá. De repente, la chica me da un codazo, y hace un gesto moviendo la cabeza para señalar a un hombre que dirige a nosotras. Es un hombre no muy viejo,lleva un atuendo casual/formal , y tiene una sonrisa demasiado firme, como si buscara convencerme de algo. Nos conduce a un corredor demasiado estrecho y con su mano nos indica que debemos de entrar a la puerta que se encuentra a su derecha. Es una puerta grande y roja, con un estilo rustico y al parecer esta hecha de fierro. Una vez adentro de la habitación, cambian bastante las cosas. Ya no me encuentro en aquel teatro anticuado, sino en la sala de una casa demasiado modernista. Al parecer estamos en un segundo piso, hay muchos ventanales y en ellos se puede observar que en en piso de abajo hay un jardín enorme y una alberca. El señor nos invita a sentarnos en un sillón rojo mientras nos sirve agua de la cocina. Noto que le han aparecido algunas canas, lo cual me sorprende ya que aparenta ser un señor muy joven (alrededor de unos 23 años) y que no dejo el hecho de que hace unos minutos no estaba así. Pero...ahora que lo pienso, no se cuando tiempo ha pasado, y en realidad no recuerdo nada de mí. Observo mi reflejo en los ventanales, y ahí estoy yo. Una joven de alrededor de unos 17 años, tez blanca,una cabellera pelirroja rizada que llega hasta la cintura de un cuerpo delgado,pero bien moldeado. Debido a la distancia del ventanal, no distingo claramente el color de mis ojos, aunque parecen ser de un color verde/ miel. Estoy tan concentrada en mis pensamientos, que ignore el hecho de que el señor estaba explicando algo que, al parecer, es importante. La chica se ve asustada ,pero a la vez se le ve aliviado por algo. Entonces, decido prestar atención a aquel hombre.
~Es por eso que insisto en que ella no debería estar aquí. Las condiciones en la que nos encontramos son evidentemente peligrosas, y lo único que busco es proteger a Liraz, sin ofender, Alex.
Al parecer Liraz mi nombre,y Alex es el de ella. Liraz. Que nombre tan extraño.
Noto cierta frustración en Alex, aunque sigo sin entender la situación.
-Entonces...- lo dice entre lágrimas-adeltante, llevatela, lejos, haz lo que tengas que hacer
~Lo prometo, Alexandra.
Rápidamente el hombre viene hacia mí, me toma de la mano y me levanta de mi asiento.
∆ Hey, cuidado, imbécil,¿por qué la prisa?
El hombre, asombrado, responde.
~¡Hasta que habla! Vaya, además de un lindo físico y una bella cara, tienes una hermosa voz. Y perdón por la prisa, pero corres peligro, y si no nos vamos ahora...bueno, te explico luego. Ahora no hay tiempo y, por favor, no me llames imbécil.
∆ ¿Entonces cómo te llamo?
~ Por mi nombre, querida. Me llamo Alby. Ahora, tenemos que irnos y para ello tendrás que obedecer mis instrucciones al pie de la letra- me tiende un paliacate-.
∆¿Y esto para québes?
~Tú solo pontelo en los ojos, luego te diré para que es.
Procedo a ponerme el paliacate en los ojos. Siento el roce de una mano en mi rostro, es una piel suave, y proviene de una mano cálida.
-Cuidate, por favor, trata de sobrevivir, y por ningún motivo olvides quien eres-y por favor, trata de recordar.
Por más que quisiera, esas palabras no me tranquilizan. Recordar... ¿qué? Antes de poder pensar más, Alby me lleva por las escaleras guiándome para no tropezar.
Siento una brisa de aire recorriendo mi piel y mi pies pasan de estar en un piso rigido para pasar a un area de pasto.
~Bien, ahora quitate los zapatos.
∆Listo, por cierto, ¿para que es el palicate?
~Para que no te inquietes
∆¿Por qué habría de inquietarme? ~Mira,contaremos juntos hasta tres,y cuando grite "Ahora" tendras que saltar hacia una piscina que, en realidad, es más que eso. Pero si no te ponía algo en los ojos, no habrías venido hasta aquí para saltar a una piscina sin saber antes porqué.
∆¡Suena lógico! Ahora no quiero saltar
~Pues tendras que, ¿lista?
∆¡No!
~ Una...
∆¡No saltaré hasta que me des razones para hacerlo!
~Dos...
∆¡Al menos dime que es esto si no es una piscina!
~3... ¡Salta y luego te explico!
Así que, sin pensarlo, salte. Al hacer contacto con el agua, deje de estar en ella. Ahora sentía que mucho viento y presion, como si estuviera cayendo desde lo alto de una montaña. Y al dejar de sentir el viento, noté que estaba en otro lugar.
∆¿Dónde estamos?
~Ahora lo veras
Alby desamarró el palicate para que yo terminara de quitarmelo, y al hacerlo, no podía creer lo que estaba presenciando...

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⏰ Última actualización: May 06, 2016 ⏰

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