Jugaba con sus muñecas, las vestía y peinaba. Esperaba a que su papá llegara del trabajo, ya quería verlo, quería sentir los brazos de su papá darle calor.
Ciertamente se sentía incomodo con su mamá, ella siempre lo veía mal, y aunque solo tenía diez años sabía que su mamá no lo quería.
Ella siempre se lo dejaba en claro.
Pero no le importaba. Su papá le decía que lo amaba y eso era todo lo que necesitaba.
-Deja de hacer tanto ruido.- Escuchó detrás de él la voz de su mamá. Se giró y asintió en silencio.- ¿Otra vez estás jugando con esas muñecas? ¿Por qué?- Notó que la voz de de su mamá era fría y fuerte, tratando de contener los gritos. Lo sabía.
-Me gustan mis muñecas...- Musitó por lo bajo mientras retomaba su juego de vestir a las muñecas.
-Estúpido maricón.- Escuchó los pasos de su mamá alejarse.
Apretó sus manitas e hizo un puchero. No entendía las palabras de su mamá, nunca lo hacía... pero aún así lo lastimaban.
Siguió jugando con sus muñecas en silencio hasta que un sonido afuera de la casa se oyó. Levantó la vista emocionado al escuchar el distinguible sonido del motor del auto de su papá. Se levantó de su lugar sacudiéndose sus pequeños pantalones y arreglando su camisa.
-¡Ya llegué!- Dijo su papá al entrar. Una sonrisa surcó su cara al verle.
-¡Papi!- Chilló emocionado a la par que corría hacia las piernas de su papá.
-¿Qué tal, chiquito?- Dijo su papá mientras se agachaba a la altura de su hijo para abrazarlo. Sintió los pequeños labios del menor en su mejilla, depositando un casto beso de bienvenida.
-Muy bien, papi. ¿Sabes? La princesa Haneul se casará.- Dijo el niño.
-¿En serio?- Preguntó mientras acariciaba la cabecita del menor, quien asintió eufórico.- Qué bueno, chiquito. Ven aquí.
El menor fue alzado por su papá. Rápidamente enrredó sus brazitos en el cuello contrario, hundiendo su carita allí, sacando una sonrisa al mayor.
-Al fin llegas.
La voz de la mujer de la casa se escuchó en la sala de estar. El mayor la miró y se acercó a ella.
-Debía revisar unos papeles muy importantes, por eso llegué tarde.- Dijo mientras dejaba su maletín en uno de los sillones para abrazar mejor al niño.- ¿Ya le diste el almuerzo?- Preguntó viendo como su esposa bufaba y se cruzaba de brazos.
-No.- Habló seca.- Minho, ya me tienes harta con este niño. Todo lo que dices es mi hijo, mi hijo y mi hijo.- Minho frunció el ceño.- Ni que fuera un gran hijo, porque lo único que hace es jugar con sus estúpidas muñecas. Salió con problemas mentales.- La mujer caminó hacia uno de los sillones para sentarse.- Y tú no lo regañas. ¿Acaso quieres un hijo gay?
-Jung Hee, eso no debería cambiar las cosas. Sigue siendo nuestro hijo.- Minho obligó al menor a hundir más la cabeza en su cuello. Se giró para ver a su esposa.
-Te equivocas Minho. No pienso considerar hijo mío a eso que tienes allí.- Señaló ella con un semblante de repugnancia hacia el niño en brazos del más alto.- Por culpa de ese niño, tú ya no me besas o pasas tiempo conmigo. Ni siquiera te dignas a saludarme cuando llegas del trabajo... lo primero que haces es ir con él.
-¿Acaso te escuchas? Estás pidiéndome que deje de lado a nuestro hijo.- Minho se colocó frente a ella.- ¿Eres consciente de ello?
-Sí. Minho, porfavor.- Ella se levantó y tocó el brazo del más alto.- No has vuelto a tocarme desde que cumplió seis años. ¿Qué pasa? ¿Tienes una amante?
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Te Amo Papi.
FanfictionChoi Minho. Guapo, rico y joven, con un adorable hijo de diez años y una esposa desagradable. Toma una desición que podría cambiar su vida entera. Esa desición podría cambiar los lazos que comparte con su hijo en el futuro. ¿Amor fraternal o amor p...