La Rutina

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"Caos", "destrucción", "hecatombe", "occisos", todos sustantivos que designan esta situación. ¿Un adjetivo que la califique? solo uno para mí: "Amoroso". me levanto día a día con la misma rutina. Las ventanas de mi cuarto están bloqueadas con tablas de madera reforzada, nadie puede entrar por ahí. Me dirijo al baño y cumplo con mis necesidades biológicas. Aunque el aspecto físico hoy en día es una banalidad, trato de estar de la mejor manera posible; ella se lo merece. Mis padres ya no están, eso no me importa mucho. Tomo algo de las provisiones que tengo para desayunar. Ya es hora, aunque realmente no sé qué hora es. Tomo mi reproductor de mp3, sin el cual no sería nada. Hay dos cosas en este mundo sin las cuales no podría vivir: música y amor... me coloco los audífonos en las orejas y empiezo a mover los muebles que obstaculizan la puerta. Esta rutina ya me parece tediosa y aburrida, pero debo cumplirla a diario desde que todo empezó. Todo despajado, hora de salir. "Caos", "destrucción", "hecatombe", "occisos", todos sustantivos que designan esta situación, todo un paraíso demoníaco; y para mí, el verdadero empíreo. Empiezo a caminar por la calle, el olor a quemado y sangre impregnan todo, ya se ha convertido en algo agradable. A mi derecha el vidrio de una casa explota justo cuando ocurre una descarga en la canción que escucho, me siento maravillado, una escena casi coreografiada la que acabo de presenciar. ¡Qué plenitud vivo en este mundo en ruinas! Mientras sigo caminando y pasando las casas, a mí izquierda, por un corredor que da a otra calle, veo como una mujer le dispara a un hombre, pobre desgraciado. El olor a pólvora llega a mis pulmones, para mí ahora es como oler café. Sonrío.

A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora