Ella se miraba en el espejo por décimo quinta vez en el día. Pasó ambas manos por su vestido más bonito para alisarlo un poco más y confirmar que seguía preciosa.
Ella era Venezuela, una colonia española que se preparaba para la llegada del Jefe, ansiosa por que la viera y exclamara que estaba hermosa.
Así era ella y lo sabía
Hace casi un mes le notificaron que España volvería a Sudamerica, después de unos largos seis meses sin ir a visitarlos y, como todas las veces, su primera parada eran las costas venezolanas. Sin embargo, a diferencia de otras provincias, ni ella ni Nueva Granada eran las favoritas del Jefe por lo que no podía evitar querer llamar la atención y, aún que no fuera su padre, era una figura paterna importante y muy firme.
Junto a sus hermanos Colombia y Ecuador observaban como llegaba el gran barco español y que quienes lo abordaban bajaran a tierra firme. España estaba con su brillante sonrisa y sus hermosas prendas, daba grandes pasos y siempre mantenía la cabeza en alto, era bastante encantador.
Él se dirigió a Nueva Granada y los saludó a los tres, despeinando al tímido ecuatoriano, acariciando la cabeza venezolana y cargando en brazos a la colombiana para luego dejarla nuevamente en el suelo e ir con los encargados.
Venezuela se indignó, así que fue tras él.
- ¡Jefe España! - lo llamó al no poder correr por el vestido que aún le quedaba algo grande.
- Ahora no Vene, tengo algo de prisa.
El mayor se fue junto a otros hombres y demás. Colombia se rió, a ella no le importaba tanto la atención del español tanto como a su hermana, la cual se enfadó y se dirigió a su casa arrastrando el vestido.
Los siguientes dos días trató en vano seguir intentando que el jefe la reconociera de una vez por todas, pero éste partió de inmediato hacia el sur a visitar otra de sus provincias. Fue en ese momento en que Venezuela se molestó lo suficiente como para no querer usar otro vestido elegante y pesado y, en definitiva, no hablarle al español.
Cuando España estuvo de regreso trató de pasar algo de tiempo con ellos, pero Vene se negaba y no le dirigía la palabra. El mayor, que se creía el verdadero padre de los pequeños, se sintió extrañado ante las acciones de la pequeña venezolana y por más que quiso hacer algo no se le fue permitido y al poco tiempo cedió.
Habían pasado cinco días cuando mandaron a llamar al español de vuelta a Europa debido a unos problemas con piratas que debía arreglar, por lo que las preparaciones para zarpar fueron veloces.
Ahora Vene estaba molesta y triste. España se iba quién sabe hasta cuando y no quería que pasara tanto tiempo sin verlo. Su labio inferior empezó a temblar cuando vio que él estaba a punto de subirse en el barco y no pudo seguir siendo la niña fuerte.
- España... ¡No te vayas! - grito con voz llorosa a la vez que corría hacia él -. ¡No me dejes!
España se giró sobre si mismo y corrió a tomarla entre sus brazos evitando así que sus pequeños pies tropezaran en la arena.
- No quiero que te vayas España... - lloró en sus brazos.
- Ya, ya... Vene, linda, no llores.
- Haré lo que sea, de verdad, pero no me dejes otra vez – dijo abrazándolo.
El corazón español se encogió al oír los ruegos de la menor, pero solo la abrazó y besó su frente con cariño.
- Aquí estoy, Vene. Siempre estaré para ti.
- ¿Lo prometes?
- Lo prometo.
Esa fue la última vez que Venezuela sería la nene pequeña de España.
La siguiente visita fue casi un año después y, ella, como nación que era, crecía rápido; para entonces era una quinceañera alegre, rebelde, vivaracha y de un gran carácter. Y como adolescente que era, estaba muy interesada en el exterior y en las noticias de revoluciones.
La visita después de esa significó un gran cambio para ella como nación con deseos de ser independiente y él como colonizador. Tuvieron una gran discusión debido a que los últimos ataques a barcos españoles en costas venezolanas habían sido planificados por ella, dándole al mayor más que simples problemas. Sin embargo, después de eso, de una manera no tan directa Venezuela se "despidió" del jefe muy formalmente y como un último reconocimiento hacia su persona.
Posteriormente, en Europa, el antiguo Jefe España recibió las noticias que marcarían el rumbo de la historia... Venezuela había iniciado una revolución en su contra.
24 de Junio de 1821
Ambos lucharon ferozmente uno contra el otro. Él debía reconocerlo, Venezuela no era débil como creía, mostrándole de lo que estaba hecha. No pudo reconocer a la niña que había criado entre toda esa suciedad, el uniforme masculino y las heridas en su piel.
- ¡Deja esta locura de una vez, Venezuela! - imploró España como un último recurso para recuperarla y despertar de esta pesadilla.
- ¡No lo haré, España! Prefiero morir aquí y ahora que volver a depender de ti
Las espadas chocaban y se estremecían por la fuerza con la que eran utilizadas. Venezuela había hecho caer al mayor haciendo que su espada volara por los cielos a unos metros lejos de ellos.
España recordaría con dolor el momento en que Venezuela le apuntó con su arma, victoriosa. En su rostro se apreciaba su ceño fruncido y sus hermosos ojos verdes que destellaban con cansancio, pensó que moriría en manos de su ahora antigua colonia, pero lo cierto era que ella lo quería demasiado como para acabar con su vida, al final lo dejó vivir.
- España, el día de hoy... yo, Venezuela seré reconocida por ti como nación independiente y Soberana – su voz en todo momento fue firme y profunda, no dudo ni un momento aunque le costara respirar y el dolor en su pecho fuera amargo.
Ella bajó su espada y se fue del campo de batalla junto al resto de sus hombres.
Una vez sola, lejos de los demás que festejaban la victoria, lloró con amargura.

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Porque ser una Colonia no era más una opción __LH__ Venezuela y España
FanfictionUna pequeña historia basada en las luchas de independencia sudamericanas. Me inspiré mientras hacía una tarea para Historia De Venezuela y pensé.... tiene potencial jajaja Espero les guste <3