Te extrañé [Min Yoon Gi]

Te extrañé.

Golpeo la almohada y giro en la cama para alcanzar el móvil que está en la mesa de noche. Después de que vibrara tres veces seguidas fue imposible ignorarlo y seguir con mi intento de conciliar el sueño. Me sorprende ver el nombre de Yoongi en las notificaciones.

"¿Estás despierta?"

"Estoy afuera."

"Abre la puerta."

Enciendo la pequeña lámpara que tengo a mi alcance y me quito las sábanas de encima, haciéndolas volar hacia el otro lado de la cama. Me golpeo con el suelo al ponerme de rodillas para buscar las pantuflas que están debajo, me las pongo y corro fuera de la habitación. Enciendo la luz de la sala y respiro profundo antes de abrir la puerta. No puedo ver sus ojos por la gorra negra que los cubre pero me hago a un lado cuando dice mi nombre.

- ¿Estabas durmiendo? - pregunta cuando cierro la puerta después de dejarlo entrar.

Su mirada va desde mi cabello desordenado a la camiseta y shorts de dormir, hasta las pantuflas.

- No, sólo estaba acostada – observo cómo se quita lo que trae de abrigo y lo deja en el sofá antes de dirigirse al baño.

Entra sin decir una palabra y cierra la puerta. Cuelgo su ropa en el perchero dónde la chaqueta que uso regularmente se encuentra y arrastro mis pies hasta la cocina. Me sirvo un vaso de jugo porque mi boca se siente seca y mi corazón late rápido. La puerta del baño se abre y él sale sin gorra, acomodándose el cabello.

- ¿Vienes? - no espera mi respuesta y se mete en la habitación.

Me apresuro a terminar la bebida y lavar el vaso.

- ¿Estás cómodo? - pregunto al verlo recostado en medio de la cama, ojos cerrados, piernas y brazos extendidos. - Vamos, muévete sino no entro – le doy palmaditas en la pierna y suspira antes de hacerme caso.

Se sienta en la punta de la cama y se quita el calzado antes de dejarlo contra la pared. Cuando va a quitarse el pantalón desvío la mirada porque pasó tiempo desde la última vez que nos vimos y me siento demasiado consciente de su presencia, su perfume y verlo en ropa interior sólo desestabilizaría mi corazón aún más.

Me meto en la cama, acomodando sobre mí las sábanas que desordené antes y él quita las del otro lado para meterse. Se cubre y se acomoda en posición fetal, dándome la espalda.

Suspiro, sin importarme que escuche y apago la luz antes de acostarme de la misma forma pero mirando en su dirección. Supongo que no está de buen humor e trato de no tomármelo personal.

- ¿Por qué no saliste con los otros? - intento generar conversación porque a pesar de que intercambiamos mensajes de texto diariamente y hablamos por teléfono cuando tiene tiempo, no es lo mismo escuchar su voz en vivo y en directo.

- No tengo ganas de estar con mucha gente y tanto ruido – dice en voz baja.

- Te entiendo – tardo unos segundos en encontrar qué decir ahora que sé que no está teniendo un buen día y lo más probable es que no me diga lo que le pasa aún si le pregunto. - Me alegra que hayas venido ¿pasó un mes desde la última vez que nos vimos?

Estiro la mano para acariciar su espalda pero antes de que pueda tocarlo suspira y se recuesta mirando el techo. Veo su perfil débilmente iluminado por la luz de luna que entra por la ventana y agradezco no cerrar las cortinas en la noche para despertar con rayos de sol, agradezco que sea una noche despejada y que su piel parezca cargarse de brillo con la más mínima gota de luz.

- Un mes y una semana para ser exactos.

Sonrío, feliz por saber que no soy la única que lleva la cuenta y que a él no le importa ser honesto al respecto. Me muevo más cerca y sujeto un poco de su camiseta entre mis dedos.