El Chico de la Bufanda Azul

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Érase una vez en una de las muchas dimensiones paralelas que posee la Tierra, un chico llamado Tom. Él era un tipo de chico que para sus 26 años poseía cualidades que la sociedad en general daba por perdidas en muchachos de su edad, era responsable, un poco tímido, estudioso y odiaba las salidas a fiestas.
Tom pasó una vida no muy buena durante su estadía en el colegio más sin embargo logró avanzar y desde sus 18 años inesperadamente comenzó a vivir una vida de adulto responsable, logró dejar su lugar natal y mudarse a la ciudad para seguir con ese nuevo estilo de vida que en un principio le aterrorizaba pero al final le terminó agradando. Este estilo de vida trajo consigo muchas situaciones buenas y difíciles para él pero no le importaba porque ya sabía que todo eso era parte de su vida desde el momento en que se marchó así como también se hizo más solitario de lo que ya solía serlo anteriormente, tanto así que decidió reducir drásticamente su círculo de amigos a una cantidad mínima (él en el fondo los quería porque sabía que a pesar de todo ellos sí seguirían ahí para él).
Durante el segundo año de su nuevo estilo de vida algo que quizás nunca creyó que sucedería pasó… una chica se acercó y le habló, tanto fue el impacto de esas primeras palabras que él no supo a primeras cómo reaccionar ante esa nueva situación, la chica se asustó un poco debido a la extraña reacción que Tom mostró pero le pareció gracioso al mismo tiempo. Su nombre era Sally y Tom ya la había visto antes de lejos y le parecía una chica agradable, después de todo compartían una pasión ellos dos y eso era el amor a los videojuegos, poco a poco comenzaron a salir y a Tom le agradaba más y más la compañía que ella le daba, las risas que ambos compartían y los momentos en que ambos se apoyaban entre sí con tal de que uno de los dos mostrará la sonrisa de la que inconscientemente ambos empezaban a enamorarse, solo que aún no lo sabían. Cuando la confianza subió entre los dos Tom descubrió que algo del pasado de Sally la había dejado en una pésima condición emocional pero sin embargo eso no fue excusa para que Tom no dejara de luchar contra eso que la había dejado mal.
El tiempo pasó y los dos lograron establecer una relación, una que Tom logró atesorar en un lugar íntimo donde solo pocas cosas que él consideraba de carácter muy valioso llegaban a dar y que nunca más salían de ahí. En la noche de su cumpleaños, Sally le dio algo que era muy distinto a recibir un videojuego o un simple mensaje de felicidades… una bufanda, pero no era cualquier bufanda que las personas venden a precios altos o bajos en esas tiendas comunes no, esta esbozaba de cariño y afecto pues ella misma la había confeccionado a lo que Tom solo le alcanzó sonreír y soltar una lágrima pues estaba en shock, sin duda alguna era un regalo completamente distinto a todos los que alguna vez recibió, Tom la tenía en sus brazos y no paraba de mirarla y devolverle la mirada a su querida una y otra vez (a ella le gustó la reacción que él tuvo), la bufanda era larga, cómoda y le brindaba buen calor, rápidamente desarrolló un gran afecto a su regalo pues sin importar que tan lejos él se encontraba de ella siempre se sentiría cerca de ella usándola alrededor de su cuello hasta en las noches más oscuras.
Una vez más el tiempo pasó y el destino decidió separarlos del uno al otro con una nube de inestabilidad que los dos no pudieron controlar y luego de eso las noches para Tom se volvieron mucho, mucho más oscuras. Su comunicación con el resto del mundo había pasado a ser completamente nula y sentía como deambulaba en su diario vivir sin motivación alguna, lograba sentirse casi igual a cuando Bruce Wayne perdió a Jason Todd (el segundo Robin), sentía que había fallado.
Inesperadamente para él, tuvo la oportunidad de reencontrarse una vez más con Sally, conversaron y rieron actuando como si fueran amigos de infancia y para momentos antes de dormir Tom con una cantidad exagerada de nervios tomo la decisión de entregarle un objeto de mucho valor a ella (no, no era la bufanda) en el momento en que ella lo tomó y lo examinó tuvo un cambio en su mirada y eso a Tom lo hizo comenzar a temblar de los nervios o quizás de algo más, luego de un breve silencio ella le devolvió la mirada y le agradeció por tan emotivo gesto, en ese momento Tom pudo notar algo en ese tono de voz que ella empleó brevemente, un tono que no había vuelto a escuchar desde… y ambos se fueron a dormir.
Tom poco a poco recuperaba la conciencia y había olvidado por unos momentos donde se encontraba, cuando ya alcanzó a abrir sus ojos escuchaba que algo se acercaba, se quedó quieto y luego la vio, la vio acercándose lentamente con una sonrisa en su cara, se sentó al borde de donde se encontraba Tom y le dedicó una mirada (Tom se preguntaba un millón de veces en su mente ¿Cuándo había sido la última vez que había visto algo hermoso al despertar?) a lo que Tom respondió con una reacción de sorpresa y luego mostró (después de mucho tiempo) una sonrisa sincera proveniente de lo más profundo de su ser. Tuvieron una última conversación que dejó a ambos emocionados y luego cada uno continuó su camino.
Semanas han pasado pero ahora Tom se sentía más fuerte que nunca, aferrándose con valor a una bufanda que aún significa demasiado para él, siguiendo hacia adelante sin importar lo que se le presentará en su camino porque al fin había logrado entender que no ahora, ni mañana, ni en 1 mes, sino que a su debido tiempo las cosas volverían a ser normales y buenas, porque había entendido que un hombre o un caballero oscuro… lograba salir de la oscuridad.

-Fin

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